El Tío Rafael o La Huida del Peregrino: la importancia de conocer las raíces familiares
Contaré la historia de mi tío Rafael a mi manera porque es lo mismo que seguir buscándome.
-Silvia Molina
Cuando se habla de conocerse a uno mismo muchas veces se asocia a un espectro personal e individual. Sin embargo, se suele pasar por alto que todos somos resultado de ramificaciones de las que solo se perciben de manera superficial. De repente, un disparador que puede ser desde una breve plática hasta una solicitud directa por parte de un ser querido impulsa que se mire más allá, a los familiares o aquellas personas que con el tiempo nublaron su existencia producto del desgaste natural de la memoria.
Y es que en un contexto en el que hay poco tiempo (mucho menos voluntad) un libro como El Tío Rafael o La Huida del Peregrino resulta en un agradable, emotivo pero sobre todo poderoso móvil para reflexionar sobre lo anterior.
Silvia Molina, quien ha tenido una larga trayectoria como escritora, demuestra que la calidad con el tiempo se perfecciona, la habilidad se hace versátil y que la memoria requiere de una pluma como la suya para transmitir de manera cálida la importancia de ahondar en las raíces familiares para realmente entendernos de una manera más amplia.
La autora escribe para que el lector se identifique con su necesidad de conocer al Tío Rafael, como si de un familiar se tratase. Para conseguir esto su tono es agradable, ameno, de fácil lectura, con capítulos cortos pero concisos, como si de una plática en la sala llena de álbumes, libros, música y documentos se tratará.
Hacer este viaje de apenas 206 páginas es una experiencia edificante, motivadora, emocional, mostrando Molina una cara que ella misma construye página a página. Además, se debe destacar que la vida de Rafael Sánchez de Ocaña permite ahondar en la huella que los peregrinos de todo tipo han dejado en un país como México.
Esos lazos que se creen mínimos entre México y España se recuperan con retratos literarios que despertarán la nostalgia de un México que ya no existe desde hace tanto pero que es justo con la literatura que no desaparecen. Al momento de describir la casa del Tío Rafael el lector se transporta efectivamente a ese contexto, recordando mucho al estilo tan dulce que autores como José Emilio Pacheco habían engalanado en sus obras, solo que Silvia le da su toque especial que engancha.
Además, esta novela es generosa en el aspecto referencial cultural. Leer a través de las páginas diversos nombres como José Ortega y Gasset, Camilo José Cela, los Hermanos Machado, al inmortal Alfonso Reyes o con suma delicadeza leer citado a Federico García Lorca ayuda a que estos grandes personajes lleguen a nuevos lectores, revivan en algunos y sigan presentes en otros.
Obviamente, logra con creces que la figura de Rafael Sánchez se convierta en un personaje para muchos nuevo que remarca lo fundamental que es el humanismo, el encontrar un hogar, en como el legado más glorioso no son los logros y reconocimientos sino que el hecho de que tus seres amados tengan destellos de cariño perpetuo cuando algo los lleve a ti.
Tener editoriales como Bonilla Artigas apostando por estas propuestas llena de una enorme satisfacción y bueno, ya es momento de que el des una oportunidad a Silvia Molina para que tu también descubras al Tío Rafael que, te prometemos, será un personaje que perdurará toda tu vida.
