«El Señor de los Anillos: La Guerra de los Rohirrim» (Reseña)
J.R. Tolkien es uno de esos nombres especiales y fundamentales de la cultura en general. No por nada su magna obra que aborda el maravilloso mundo de La Tierra Media sigue generando devoción, en parte gracias a la obras cinematográfica de Peter Jackson y, aunque hay cierta serie que trató de monetizar sin respetar la propuesta de este gran autor, la realidad es que la calidad del material base da para muchísimo por contar, siempre a la espera de las manos correctas a la vez que dedicadas.
En pleno 2024 esto se confirma a través del estreno de «El Señor de los Anillos: La Guerra de los Rohirrim», película de anime que muestra una parte en la historia no tan abordada: el origen del abismo de Helm, fragmento de la cronología relativa a Rohan y que se puede encontrar en los apéndices insertados dentro de las novelas que enriquecen la propuesta de Tolkien. Arriesgada apuesta que, afortunadamente, recompensa con creces a los fans pero sobre todo, al público general que podrá encontrar en esta cinta un acercamiento a un mundo que atrapa.
Situada 261 años antes de los acontecimientos de la trilogía cinematográfica de El Señor de los Anillos, La Guerra de los Rohirrim cuenta la historia de Helm «Mano de hierro», un legendario rey de Rohan que debe defenderse de un ejército de dunlendinos. Con el tiempo, su nombre se convierte en el homónimo de la fortaleza del Abismo de Helm.
Kenji Kamiyama, realizador con experiencia en series como Ghost In The Shell, Star Wars Visions o Ultraman, afronta un reto mayúsculo al llevar animé la emoción, los conflictos de la nobleza, los dilemas morales y también el rompimiento de lo establecido que habitan en un capítulo previo a la famoso Guerra del Anillo. Kamiyama acierta al elegir a los Rohirrimi pero sobre todo a Hera, Wulf y Helm para ese traslado a la animación japonesa, ya que en los 134 minutos la acción es intensa, los combates son maravillosos y los personajes encajan a la perfección en lo que este tipo de producciones requiere.
Jeffrey Addiss, Will Matthews y Phoebe Gittins demuestran compromiso así como de un profundo respeto por la obra de Tolkien, ya no solo por no dejarse llevar por la tendencia de cambiar características físicas en favor de una agenda sino que demuestran que en los personajes de J.R. poseen profundidad y son sus acciones con motivos bastante interesantes los que los construyen a la vez que determinan.
Hera es comprueba que los personajes femeninos verdaderamente empoderados no requieren de menospreciar a los hombres o de tener tanto poder que cualquier reto parece poco digno de ellas. Su inteligencia, su moral, su amor al pueblo y la lealtad que tiene por los hombres de su familia, realzan su figura dramática, demuestra con varios obstáculos complejos sus talentos y no requiere de renunciar a su feminidad para ganarse el respeto tanto de público como de habitantes de su mismo mundo.
El ritmo de la película es manejado con gran presteza. Cuando tiene que dar foco a la pausa a lo dramático lo hace mientras arrojan frases y reflexiones que enriquecen muchísimo el interés por ver que sucederá. Cuando tiene que dar protagonismo a las batallas y combates, la adrenalina se expande, aún más cuando debe Hera tomar decisiones tan difíciles con su debida cuota de tensión heroica, aprovechando la riqueza de escenario, criaturas y leyendas, siempre con giros muy emocionantes.
Es una delicia escuchar las partituras del gran Howard Shore. Esa icónica banda sonora que sigue elevando el espíritu a más de 20 años se aprovecha, eleva cada secuencia y además, complementa muchas referencias a la trilogía de Peter Jackson, todas ellas implementadas de manera orgánica, también a manera de homenaje. Hay muchas sorpresas que se podrán disfrutar sobre todo si se ve en idioma original, mención aparte merecen las voces de Brian Cox como el rey Helm, Lucas Pasqualiano como Wulf, Gaia Wise como Hera o Shaun Dooley como Freca, además de dos nombres que son una maravillosa adición que deberás descubrir.
En cuanto a lo visual y la animación, la cita presenta algunos momentos de bajón en la calidad. No obstante, la mayoría del tiempo destacan los paisajes, el diseño de los personajes y la atmosfera generada es de un nivel altísimo, transmitiendo devastación desolación o victoria de manera sobresaliente.
Con todo lo anterior, «El Señor de los Anillos: La Guerra de los Rohirrim» es una opción inolvidable que demuestra que con pasión, entrega, compromiso y respeto por el material base se puede conseguir una gran cinta. Si eres fanático de la obra de J.R. Tolkien, agradecerás verla en IMAX y en inglés. Si eres público casual, la aventura, los personajes y la acción te garantizarán un rato espectacular.
