Billy Joel: un adiós de leyenda en el Foro Sol

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El viernes 6 de marzo de 2020 quedará en la memoria como el día en que Billy Joel se despedía a lo grande de México.

Pese a un retraso de cerca de 30 minutos, las luces se apagaron para dar paso al intro “The Natural (The End Title)”, que da pie a “Big Shot”, apertura de su legendario “52nd Street”. Pese al frío, los gritos y aplausos ya eran imponentes, por lo que el pianista siguió con un recorrido musical que abarcó más de 30 años, pues recordemos que su último álbum “pop” fue en 1993.

Viajando a 1982, Joel retomo “The Nylon Curtain” con “Pressure” que inyectó energía a todos los presentes. 

“Buenas noches, México. Aprendí español en la escuela pero no hablo muy bien” fueron las palabras con las que el compositor agradeció a su público mexicano, tras las cuales anunció  que “la siguiente canción es acerca de la industria del entretenimiento y se llama The Entertainer”, para dar pie a unos sintetizadores que transportaron a 1974.

Foto: Alan Cortés (Sopitas)

“Honesty”, “Don’t Ask Me Why” y “The Stranger” fueron un vaivén de ánimos y sentimientos, donde incluso Joel se puso un gorro por el frío que hacía en la capital mexicana. El cantante demostró su buen humor al incluir en “The Stranger” un preludio de la canción “Tequila” que hizo reír en comunión al artista y su público.

“Ayudenme a escoger qué canción quieren que siga ¿ Just the Way You Are o Vienna?” solicitó el originario de El Bronx. Sin embargo, la insistencia del público lo convenció y con una sonrisa indicó “creo que haremos las dos”. En ambas canciones, las primeras lágrimas de los asistentes se hicieron notar e incluso muchos “te amo Billy” retumbaron en todo el venue.

Después de la bailable “Zanzibar” y la inigualable “Say Goodbye to Hollywood”, Billy decidió rendir homenaje a su ciudad natal con “New York State of Mind” y “Allentown”, en las cuales imágenes relativas a la Estatua de la Libertad, Brooklyn o Wall Street fueron la escenografía que dotó de un aura especial a estas interpretaciones.

Foto: Alan Cortés (Sopitas)

“Movin’ Out (Anthony’s Song)” fue la canción que sirvió para invocar en su mayor brillo al saxofón, instrumento que ha acompañado a Joel en sus mejores momentos, haciendo que sus dos saxofonistas se lucieran y arrancará aplausos del público.

 “I Go To The Extremes”, tema perteneciente a “Storm Front” y que es por excelencia, su composición para estadios, se hizo presente con tal fuerza que muchos de los que estaban sentados se pararon y extendieron su brazo en señal de victoria.

Como no podía faltar, “She’s Always a Woman” entró a escena y dio pie a uno de los momentos de mayor conexión con sus fans, donde las cámaras se enfocaron a las mujeres que estaban en el público. Una canción que resultó bellamente adornada por un coro unánime y majestuoso.

Foto: Alan Cortés (Sopitas)

“My Life”, uno de sus clásicos fue acompañada por un cover instrumental de “YMCA”de “Village People”. Una combinación que sin duda fue acertada y aprovecho todo el punch de la línea rítmica para poner a todos a bailar.

“Sometimes a Fantasy” y “Only the Good Die Young” prepararon al público para una de las mejores interpretaciones de la noche: “The River of Dreams”, tema que puso solemnidad y vibras positivas a la noche. Eso sí, en la mitad de la canción introdujo un fragmento de ‘(Love Is Like a) Heat Wave’ de Martha Reeves and the Vandellas, que si bien representa un choque de estilos, la maestría de The Piano Man consiguió amalgamar gratamente ambos estilos y dio como resultado un momento impresionante.

Al terminar esta última con Joel al piano, su guitarrista líder Tommy Byrnes ocupó el liderazgo vocal para hacer una especial versión de “Nessun Dorma”. Su excelente interpretación fue correspondido con aplausos y vítores al músico, que agradeció y fue felicitado por Billy.

Foto: Alan Cortés (Sopitas)

Sin olvidarse de su banda, “Scenes From an Italian Restaurant” representó el momento cumbre para que varios de sus músicos se unieran al cantante en el centro del escenario, demostrando cada uno de lo que era capaz. 

Tras más de una hora de concierto donde se viajaron a épocas lejanas, llegaba el momento de ofrecer quizá el clímax del concierto y el punto culminante a una emoción que se había cocinado de manera excelsa. Tocaba el turno del clásico absoluto: “Piano Man”.

En el tema previo al encore, armado con su armónica y con una emoción visible en su rostro, William Martin Joel realizó una de las mejores versiones del tema que le da su apodo y que le dió el argumento necesario para pasar a la historia como leyenda. Miles de celulares hicieron las veces de velas que acompañaron de manera mágica a las luces que el escenario daba, pero sobre todo, la voz del compositor se confundió con la de los asistentes en algo especial. Obvio, las lágrimas no faltaron y la emoción se extendió por algunos minutos en un aplauso prolongado.

Tras salir de escena, en medio de una lluvia de amor, Joel regreso para ofrecer sus otros grandes hits: “We Didn’t Start the Fire” con fuego en las pantallas a modo de escenografía y un coro cantado sin error por parte de los presentes, además de ver al pianista dejar su instrumento para tomar la guitarra; “Uptown Girl”, nuevo homenaje a las mujeres del público; “It’s Still Rock and Roll to Me” con un Joel de pie y animando a todos; y “You May Be Right, que incluyó un fragmento de “Rock And Roll” de Led Zeppelin, fue el cierre perfecto a una noche único.

Al terminar el concierto, un letrero por parte del público resumió de manera perfecta su vínculo con el cantante y decía: My mother died she talks to me For Piano Man . Sing and I Will be married again. Thank You.

Foto: OCESA

Con los asistentes cantando, tomándose selfies y comprando mercancía como testimonio de una noche que nunca olvidarán, el adiós de Billy Joel, aquel pianista que decidió dejar la escuela cuando joven para convertirse en leyenda, resultó en una noche espectacular, mágica y de grandes momentos que lo confirman (de nuevo) como una leyenda de la música.

La presentación de The Piano Man resultó en un agasajo musical pero sobre todo emocional que conectó con las más de 50 mil personas que asistieron e hicieron sentir un Foro Sol que se entregó al neoyorquino.

Gracias por todo Piano Man.

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