Bocanada: la gran joya de Cerati

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Con la esencia de Soda Stereo aún en el aire tras dos años de separación, Gustavo Cerati se reinventaba con un segundo álbum solista que comenzaba de manera real su carrera en solitario. Bocanada se posiciona como la primer gran joya del compositor, en un estado de libertad y creatividad absolutas, que a más de dos décadas sigue fascinando.

Sesiones de «Bocanada». Crédito: Gaby Herbstein

PREÁMBULO: «CERCA DEL NUEVO FIN»

A finales de la década de 1990, la corriente house, electrónica y de trip hop dominaba el panorama musical gracias a artistas como Massive Attack, AIR, Moby, Portished, que habían demostrado que a través del sampler se podían construir piezas impresionantes y memorables. En medio de todo este ambiente, Gustavo Cerati confeccionó su primer trabajo post-Soda, o sea, un divorcio marcado por la recién adquirida libertad total.

Pese a que el propio compositor sintiera el periodo intermedio entre el fin del legendario trío y la publicación de Bocanada como un descanso, lo cierto es que Gustavo había estado inmerso en diversos proyectos, destacando Ocio (con Flavio Etcheto), Plan V (con Andrés Bucci, Guillermo Ugarte y Christian Powditch) y el álbum tributo a The Police, donde participó en una nueva versión de «Bring on the Night», que sería el tema estrella de Outlands D’Americas.

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Desde su trabajo en conjunto con Daniel Melero en Colores Santos (1992) y su debut en solitario Amor Amarrillo (1993), Cerati había demostrado inclinación hacía la exploración de texturas sonoras electrónicas, algo que sería el detonante creativo para Bocanada, el camino que el compositor habría de seguir con o sin Charly y Zeta.

La vida del músico atravesaba un cúmulo de emociones y situaciones: su matrimonio con Cecilia Amenábar se desmoronaba lentamente, sus hijos estaban en la edad más demandante y la reclusión en el estudio Casa Submarina (en el subsuelo de su casa). El amor, la paternidad y cuestiones profundas de la existencia fueron los temas que abordó magistralmente en esta placa.

Este ambiente relajado, laxo y de una renovación palpable, se logró gracias a la participación de músicos jóvenes entusiastas que inyectaron nuevas dinámicas y vibras como lo son el ya mencionado Flavio Etcheto, el ascendente baterista Martín Carrizo que había sorprendido con A. N. I. M. A. L y Walter Giardino Temple, el talentoso Leo García de Avant Press y el bajista Fernando Nalé de Illya Kuryaki & The Valderramas. Además, Tweety González, un viejo conocido, apoyaría con los teclados en «Beautiful».

Gustavo Cerati en su Estudio Submarino (1999). Fuente: RollingStone – Crédito: Lucía Grossman/Archivo

«¿PUEDO PARAR A FUMAR?»

Como todo lo que hizo, el compositor fue meticuloso a la hora de construir el concepto musical y artístico de su segundo trabajo, el primero realmente en solitario. Por ello, la talentosa fotógrafa Gaby Herbstein fue la elegida para que a través de su ojo, confeccionará una de las portadas más emblemáticas de la historia de la música en español.

Herbstein realizaba la sesión de fotos de una marca de ropa cuando conoció a Cerati, quién fue al estudio a buscar a su novia, la diseñadora de las prendas. A Gustavo le gustó el estilo de Gaby y le pidió que fotografiara a Soda Stereo en el Teatro Gran Rex, cuando presentaban «Canción Animal».

Satisfecho por la labor realizada, el compositor llamaría a la fotógrafa para una sesión especial por parte de D’Mode, donde el guitarrista estaría caracterizado como Ernesto Che Guevara. Al año siguiente, Gustavo decidió que ella debía retratarlo para su segundo álbum solista.

Gustavo Cerati como «El Che». Fotografía de la sesión para D’Mode (1998). Crédito: Gaby Herbstein

El ex líder de Soda Stereo aún no había decidido el título de su nuevo disco. «Rubí» era una de las opciones, y de allí que Herbstein consiguiera un cristal que después pintó con esmalte de uñas color rojo.

Sesiones de «Bocanada». Cerati y un diamante sostenido por Cecilia Amenábar. Crédito: Gaby Herbstein

Se realizaron diversos experimentos que cumplían el objetivo de «ver nada más que sucedía». Incluso se probaron alusiones a portadas de Bob Dylan y David Bowie, así como al famoso retrato de René Magritte. Sin embargo, sería la pregunta «¿Puedo parar a fumar un cigarillo?» y el hecho de verlo en medio de aquella oleada de nicotina que encontraría lo que buscaba.

Al entender que era imposible enfocar mientras Gustavo estaba en medio del humo, decidieron esperar a que este se dispersara. Entonces, el músico dijo: «¿Y si el humo está en foco?», siendo esta la solución al problema y el título de una de las canciones del álbum.

Años más tarde Gaby declararía que referente «a la dirección, Gustavo fluía increíblemente, porque le gustaba que le sacaran fotos, lo disfrutaba», además de que «Creo que a todos los fotógrafos nos gusta ese tipo de persona. Más allá del ángel y del aura que Gustavo siempre tuvo»

«Bocanada», «Low», «Greatest Hits» y René Magritte.

«HABLA EL HUMO»: EXPLORANDO BOCANADA

A través de 15 canciones, Gustavo Cerati viaja por diferentes influencias primarias que lo marcaron desde muy joven. Samples de diversos artistas sumados a una nueva vertiente electrónica dieron como resultado poco menos de 70 minutos que son un auténtica bocanada de frescura, madurez y atrevimiento que solo alguien como el compositor puede afrontar.

Gustavo Cerati en Londres, lugar al que viajó para mezclar el disco en los estudios Matrix Maison Rouge. También completó allí la grabación de «Verbo carne», incorporando la sección de cuerdas de la Orquesta Sinfónica de Londres en Abbey Road. Fuente: RollingStone – Crédito: Enrico Fantoni/Archivo
 

«Tabú» es un comienzo contundente en ritmo y desde la primera frase, «cerca de un nuevo fin», anuncia que este será un trayecto de reinvención. Ocupando el sample de «Waltz For Lumuba» de The Spencer Davis Group, se transmite ese ambiente tribal, además de poseer la característica guitarra «ceratiana» que dota de ese aire sensual que atrapa. El propio cantante la definió como «un grupo de música latina desaforado con un country heroico».

“Habla sobre la paranoia que surge después de una relación fallida. Eso de pensar que la persona no era, cuando en realidad uno tampoco lo era. Tenue y tranquila pero interrumpida por un sonido algo perverso», comentaría Cerati sobre «Engaña», tema que navega a través de los samples del tema central de la serie «The Adventurer» de John Barry y «Circle of Love» de Steve Miller Band. La calma se compromete por una distorsión conseguida al cantar por los micrófonos de la guitarra y que además es un homenaje a Portished.

Melómano auténtico, Gustavo recurre a «Eruption» de Focus para rendir tributo al rock progresivo que lo marcó y entusiasmó en «Bocanada». Respecto a la letra: «Es el foco puesto en el humo entre dos personas que no tienen nada para decirse. Una still-picture». Innegable resulta la influencia de Scott Walker, la del «crooner», el cantante que ejecuta con orquestas swing como telón de fondo.

«Puente», himno absoluto del álbum, aglutina su magia en una bella guitarra criolla, múltiples texturas electrónicas, así como una estrepitosa guitarra eléctrica. Cerati señala múltiples influencias como The Beach Boys, Massive Attack, Los Jaivas y Wunder que dieron como resultado «la recuperación de la dulzura, frente a lo que escucho. Creo que ése es mi lugar”.

«Río Babel» es la parada obligada en el lado funk del Gustavo de toda la vida. Fan declarado de la legendaria Electric Light Orchestra, toma y acelera el intro de «Momma», logrando algo que «con Soda Stereo no habíamos podido desarrollar lo rítmico. Un tema con base hip hop que se mueve. Y con algunas frases que me gustan mucho: ‘uno toma otro barco aunque no quiera’, por ejemplo».

«Beautiful», con la participación del gran Tweety González, es un guiño marcado a Amor Amarillo, ya que esta presente ese sonido de radar. Soul a la Marvin Gaye y la antigua pieza de orquesta «Prelude to Afternoon of a Faun» de Claude Debussy, le dan todo el sentido a la canción ya que en palabras del argentino «decir ‘I am beautiful’ puede sonar medio engreído, pero yo me siento así haciendo música”.

Cerati definió a «Perdonar es divino» como “Algo de Signos. Hay ritmo groove, programaciones, baterías y una capa medio melancólica que se recuesta sobre un ritmo hip hop. ‘A mí me es fácil olvidar’ es una frase terrible para poner en un disco argentino, en un país donde los problemas surgen porque nos es fácil olvidar. Pero es la verdad. La falta de comunicación siempre fue una constante en lo que escribo. Acá, en vez de televisores, hay contestadores automáticos”. Todo explicado.

«Verbo es Carne» es un sueño materializado del propio Gustavo, ya que «hay 48 músicos tocando. Y después de grabar esto en Londres, quiero hacer un disco entero así». Arreglos impecables, preámbulo a lo que serían sus 11 episodios sinfónicos, la letra surge de su visita a una iglesia recordando la cita de Juan 1:14. Además, es un homenaje al britpop, en este caso, a The Verve y su canción «Feel».

«Raíz» supone un choque de mundos musicales. Por una parte, el synthpop-new wave con «Hyperactive!»de Thomas Dolby y la música de altiplano de Los Jaivas. También aparece «Cuando Pase el Temblor» en el bombo, llegando a titularla provisionalmente como «Temblor 2» y un poco de lambada brasileña. Sin duda, «música de outsiders, de un imperio mucho más poderoso, como el de los incas. Una canción heroica”

«Y si el humo está en foco» sale de la inspiración que supuso la sesión de fotografía por parte de Gaby Herbstein. Mucho del Play de Moby esta presente. En palabras de Gustavo “el tema electrónico del disco, con estructura de canción. Está hecho casi íntegramente con una computadora”. El radar de Amor Amarillo regresa en un deleite único.

«Rock and Roll Part 2» de Gary Glitter es el sample en el cual se basa «Paseo Inmoral». Glam, techno y rock convergen en una letra que transporta a noches de exceso, de desenfreno. Pegadiza, se posiciona como «el rock donde me despaché con guitarras a lo loco».

«Aquí y Ahora» componen el puente musical del álbum. En palabras del cantante «es el tema más peculiar del disco. Lo dividí en dos partes pero en realidad es uno. La primera parte dura tres minutos, porque me quedó la idea cuando un científico dijo que el universo se creó en tres minutos. Después vino el desarrollo poscreación, o poscanción, que sería la parte dos, la electrónica. Armónicamente, son la misma canción. Tiene mucha cita a Borges en la letra, así como Tabú tiene mucho de Quiroga»

«Alma» resulta en una interesante combinación de capas electrónicas que llevan a una sensación de magnificiencia» y que de nueva cuenta, suponen una especie de paraíso ceratiano gracias a sus versos que logran crear atmósferas (en este caso de jardín), la tenue guitarra y el infaltable aura espacial que siempre ha acompañado a Gustavo.

Se cierra con «Balsa», señalada por el propio Cerati como la «primera canción desde La Balsa que se llama Balsa» en alusión al tema homónimo de Los Gatos, emblema del «rock nacional». Entre la multitud de sonidos electrónicos que remiten a Genesis, se esconde el sample de «It’s Now or Never» del gran Elvis Presley. Es un final «para apagar la luz y cerrar los ojos. Después de este disco, se puede esperar cualquier cosa”.

MÁS DE 20 AÑOS DE «FLUIR SIN UN FIN»

A más de dos décadas de su publicación, Bocanada supuso el inicio de una carrera solista llena de experimentación, un viaje al extenso cosmos musical que siempre conformó la obra del ex líder de Soda Stereo, que se vio en libertad gracias a una dinámica fresca, un empaque electrónico atractivo pero sobre todo, a un genio que explotó a lo grande.

El «fluir sin un fin» sigue tan vivo como aquel 28 de junio de 1999. Impresionante, mágico pero sobre todo, emblemático donde se construía un «adorable puente» a la consagración de Gustavo Cerati. Y retumbando tras dejar el espacio físico, solo queda decir: «Gracias por venir».

Sesiones de “Bocanada”. Crédito: Gaby Herbstein

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