El Sonido del Metal, conocerse a través del silencio

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Dentro de nosotros hay algo que no tiene nombre, esa cosa es lo que somos”, decía José Saramago en el lejano año de 1995 al escribir una de sus más famosas obras, Ensayo sobre la Ceguera, que justamente proponía la idea de un mundo donde paulatinamente todos nos quedábamos ciegos, teniendo así que enfrentar a nuestra propia naturaleza, orillándonos a encontrarnos a nosotros mismos.

Como seres humanos damos por sentado muchas cosas pero es ante la ausencia de ellas donde pueden surgir los cuestionamientos más interesantes, dolorosos y profundos de nuestra existencia. Si bien Saramago habla de la vista en esta obra literaria de 1995, Darius Marder se aproxima a ello con el sentido del oído en un enfoque más intimista con su primer largometraje de ficción, El Sonido del Metal.

La historia llevó su tiempo para poder desarrollarse ya que la idea nace aproximadamente 13 años atrás cuando Marder conoció a Derek Cianfrance al realizar juntos el relato de El Lugar donde Todo Termina (The Place Beyond The Pines, 2012). Es ahí que el realizador le platicó al guionista de su experiencia como baterista en una banda y cómo tuvo que abandonar ese proyecto debido al Tinnitus (la percepción de un ruido o zumbido en los oídos), un síntoma de un trastorno no diagnosticado, como la pérdida de la audición relacionada con la edad, una lesión del oído, entre otros causas.

A partir de esa historia personal que Cianfrance pensaba llevar a cabo pero nunca realizó, Marder toma la idea para crear El Sonido del Metal, presentándonos justamente a este baterista, Ruben (Riz Amhed), que descubre que se está quedando sordo súbitamente. Esto produce en él una crisis donde la resistencia a este cambio y a la aceptación del hecho lo llevarán por un viaje de autodescubrimiento doloroso que culmina con un mensaje duro pero cierto: o te adaptas y aceptas lo que eres, o vives estancado en el pasado.

La cinta no sólo remite a escritos como el de Saramago, sino también a aquel romance de ciencia ficción de David Mackenzie llamado Al Final de los Sentidos (Perfect Sense, 2011), donde, similar al texto del autor portugués, la sociedad sufría de una enfermedad que provocaba la pérdida de diversos sentidos sin caer en el discurso crítico moral del escritor.

Aunque en este viaje que comprendemos con Ruben la mirada es mucho más íntima, nos lleva a ese camino donde podemos experimentar de cerca y a su lado lo que es el no poder oír, la frustración de quedarse poco a poco sin oído y sobre todo ese viaje doloroso pero empático de la aceptación, del dejar de lado una vida y unos sueños que se daban por sentado para buscar esa nueva razón de ser.

Una de las principales razones por la que la cinta funciona es el gran trabajo de Riz Amhed, quien tuvo que aprender a tocar la batería y el lenguaje de señas para poder dotar del realismo necesario a Ruben. La dirección nos lleva a ver su forma de vida al lado de su novia (Olivia Cooke), el enfrentamiento ante la sordera inevitable y ese dilema de no poder dar el paso dentro de esta comunidad que lo ayuda a tratar de aceptar su pérdida.

Junto a él, destaca la labor de Paul Raci, quien alcanzó la nominación al Oscar por Mejor Actor de Reparto este año. Su rol funciona como el de una especie de mentor que va guiando paso a paso a Ruben, haciéndolo enfrentar la ira e impotencia de lo inevitable, casi tratándolo como un padre a un hijo que desesperadamente intenta ayudar pero que no lo logra del todo.

Pero la verdadera riqueza de este filme recae en una estupenda edición así como en el rubro del sonido, donde hay participación de mexicanos. Destaca ese montaje que se hace de los mismos donde nos percatamos del zumbido molesto que pasa a la pérdida de la audición y a ponernos en la cabeza de Ruben al buscar la cura para volver a ser normal. Esto logra transmitir esa angustia de no poder percibir el mundo como lo conocemos pero sobre todo del reto, de esa resistencia para poder aceptarlo y de ese miedo al silencio eterno que, para un músico, es la muerte profesional.

Recordando de nuevo a Saramago y su gran ensayo, otra de sus frases nos dice que hay “…un silencio que parecía estar ocupando el espacio de una ausencia…”. Ese silencio es lo que Ruben va viviendo poco a poco, día a día, uno que cuestiona su esencia y ocupa el espacio de la ausencia de la música, del sonido mismo, pero sobre todo, de aceptarse a sí mismo en medio de esta inevitable pérdida de su audición.

Así, El Sonido del Metal nos ofrece un viaje donde la pérdida de un sentido provoca una mirada introspectiva, una especie de odisea personal donde Ruben tiene que encontrar esa paz que a veces anhelamos pero no mediante su adorada música, sino abrazando al silencio como una forma de aceptación a ser quienes somos y enfrentar los retos, por más dolorosos que estos puedan ser.

FICHA TÉCNICA:

Título Original: Sound of Metal
Director: Darius Marder
Año: 2019
Actores: Riz Amhed, Paul Raci, Olivia Cooke, Mathieu Amalric
¿Dónde se puede ver?: Amazon Prime Video

Calificación: 9/10

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