Sombra y Hueso, el inicio de una saga fantástica para Netflix
El pasado 23 de abril Netflix estrenó la serie de fantasía desarrollada por Eric Heisserer, Shadow and Bone, compuesta por 8 episodios de una hora, basada en una superposición de la trilogía homónima y la duología Six of Crows, de la autora israelí, Leigh Bardugo. Esto se debe a que ambas series de libros se desarrollan en el mismo mundo; sin embargo, las historias nunca se cruzan, a diferencia de lo que nos presentan en la adaptación.
Dentro de un mundo devastado por la guerra existe un páramo de oscuridad denominado La Sombra, la cual divide el mundo en dos debido a que es prácticamente imposible atravesarla, ya que en ella habitan los volcra, criaturas sumamente mortíferas que, por su velocidad, son difíciles de matar.
Alina Starkov (Jessie Mei Li), una cartógrafa del ejército de Ravka, y su mejor amigo de la infancia Malyen Oretsev (Archie Renaux), mejor conocido como Mal, se ven obligados a entrar a una misión que tiene como objetivo atravesar La Sombra. Cuando la misión fracasa y todos están a merced de los volcra, Alina descubre que tiene un poder, el cual, podría ser el único capaz de destruir a estos seres y a La Sombra misma.
Asi, Alina junto a Alexander Krigan (Ben Barnes), general del Segundo Ejército de Ravka e Invocador de las Sombras, quizás sean la clave para terminar con la era de guerra que ha devastado su mundo.
Paralelamente, nos presentan la historia de Kaz Brekker (Freddy Carter), quien es jefe de los Dregs, uno de los grupos más poderosos en la ciudad de Ketterdam; él, junto con Inej Ghafa (Amita Suman), conocida como “El Espectro”, debido a sus grandes habilidades como espía, y Jesper Fahey (Kit Young), un increíble francotirador, son contratados para secuestrar a Alina.
Dentro de este mundo, existen personas a quienes se les llama Grishas, que poseen ciertas capacidades mágicas, o como a ellos les gusta llamarlo tener control sobre la “pequeña ciencia”. Se dividen en distintos grupos, dependiendo de la naturaleza de su don y entre ellos se identifican con un atuendo llamado kefta, que es una túnica de distintos colores dependiendo el poder que manejen. Están los Corporalki: usan keftas rojas y sus poderes están relacionados con el cuerpo humano, existen los Mortificadores, los cuales tienen control sobre el corazón y la sangre; los Sanadores, dedicados como su nombre lo indica a curar heridas; o los Confeccionadores, que tienen la capacidad de modificar la apariencia de las personas.
Los Etherealki, a veces llamados Invocadores, visten keftas azules y controlan algunos elementos. Los Vendavales, invocan el aire; los Inferni el fuego; los Agitamareas, controlan el agua. Y están los Materialki o Hacedores, quienes son más parecidos a los científicos de nuestro mundo y usan keftas moradas. Los Durasts, pueden manipular cualquier material sólido; los Alkemi se enfocan en las sustancias como los venenos.
Por último, tenemos a un grupo muy selecto, donde se catalogan dos de nuestros protagonistas, los Invocadores de las Sombras y la Luz. El general Kirigan, como ya se mencionó, es un Invocador de las Sombras, mientras que Alina es la Invocadora del Sol. Ambos se cree que son únicos en su clase, por lo que solamente ellos pueden usar el color negro.
Esta explicación de los personajes y sus diferenciadores es necesaria, ya que en la serie lo pasan por alto, pero también resulta de suma importancia para mencionar la tercera rueda dentro de la historia. Ya avanzados unos capítulos, nos introducen a Nina Zenik (Danielle Galligan), que es una Mortificadora, la cual presuntamente ayudaría a nuestro grupo de bandidos en el secuestro de Alina. Sin embargo, estos nunca pudieron encontrarse debido a que la Corporalki es secuestrada por unos habitantes de Fjerda, los cuales, tienen como objetivo acabar con todos los grishas mediante “juicios” donde terminan matando a todos por considerar que hacen brujería y, por lo tanto, el mal.
La integración de los personajes de Kaz, Inej y Jesper, dentro de la historia es un total acierto porque le aporta dinamismo y acción a la narrativa y en ocasiones fungen el papel de ser el alivio cómico. Sin embargo, la que no termina de encajar en la trama es Nina. Quisieron presentar parte de la problemática de la serie a través de su historia, pero dado que las dos tramas principales no se cruzan con ella a tiempo, se siente inconexo.
El Darkling, es decir, el general Kirigan, resalta la persecución que vivieron y viven los grishas, ya que son cazados y odiados por ser lo que son. En la historia de Nina podemos ver esa discriminación y prejuicios hacia ellos. El problema está en que gran parte de esto se ve opacado por el desarrollo de su relación amorosa con Matthias Cadáver (Calahan Skogman), que pertenece a este grupo de Fjerda que la secuestra. Por lo que es fácil olvidarse del verdadero motivo de mostrar su historia.
Algo a destacar sobre la adaptación, es que rara vez vemos el tema de la discriminación dentro de estos mundos de fantasía; por lo general se nos presentan desigualdades relacionadas con el tema económico, pero no a una protagonista teniendo problemas con su aspecto. Dentro de la serie, Alina tiene ascendencia Shu, cuyos rasgos se asemejan mucho a los asiáticos, dentro del mundo de Shadow and Bone, esto se relaciona con gente inferior a los ravkanos. Si bien esto no es algo que se toque en los libros, no resulta molesto, sino que le aporta mayor conflicto y evolución a la protagonista, y quizá en un futuro el tema cobre un gran peso dentro del desenlace de la historia.
No obstante, la serie sí tiene sus flaquezas. Como se mencionó anteriormente, no explican bien cómo es que funciona este mundo, dejando de lado todo lo relacionado con las jerarquías, la religión, la mitología y la distribución territorial; por lo que si no has leído los libros puede resultar confuso, teniendo en cuenta que los tres primeros puntos son los más importantes en la historia presentada en la saga.
El poder que ostenta Kirigan, tiene un gran peso en los libros. Y es que no por nada es el general del Segundo Ejército, el cual está conformado únicamente por grishas. Además de que él es quien impuso el uso de keftas de color para diferenciar entre unos y otros pero sobre todo como medio para resaltar su poder ya que él es el único que puede usar el color negro y al ofrecérselo a Alina, la estaba presentando como su igual dentro del escalafón social. Sólo que ella se reúsa a usarlo porque no quiere sentirse apartada, solo busca formar parte del grupo y ser una grisha más, por lo que opta por usar el color azul de los Invocadores. Esto no es algo en lo que hagan hincapié a diferencia de los libros, siendo un tema al cual le pudieron haber sacado provecho, sobre todo teniendo en cuenta que ya habían puesto sobre la mesa la discriminación que sufría el personaje, en donde toda su vida por su apariencia fue subestimada y apartada de la sociedad.
Igualmente, no se siente orgánico cómo develaron mucha de la información, ya que revelan secretos del segundo y tercer libro con el afán de crear mayor profundidad dentro de personajes como el Darkling; por un lado, se agradece el flashback que ayuda a entender sus motivaciones, pero ya después, sueltan datos sin justificación, porque no tienen el impacto que deberían para un mundo que necesita asentar mejor sus bases. Por ejemplo, en los libros no se conoce el nombre de dicho personaje hasta el final de la trilogía y se vuelve una situación muy emotiva. Sin embargo, en la serie adaptada de la obra va y se lo suelta a Alina como si fuera cualquier cosa.
Por otro lado, el tema de los efectos especiales era algo que preocupaba, porque al pensar en algunas escenas de proyectos anteriores de Netflix, como fue el caso de The Witcher, donde había unas escenas medio cuestionables en la creación de criaturas, Shadow and Bone es una grata sorpresa. Aquí, los volcra y el siervo no se sienten tan irreales; las escenas donde se involucra el fuego, las sombras y la luz están bastante bien, excepto por el punto donde la protagonista se ilumina cual lámpara LED. A pesar de que puede ser meramente una cuestión de perspectivas, pareciera que los acercamientos que le hicieron cuando eso sucedía, daban un poco de pena.
En suma, parece que la adaptación fue hecha presuponiendo que el público ya leyó los libros, y no se preocupan tanto por los nuevos espectadores. Sin embargo, es entretenida, ambos lados del público pueden disfrutarla. Pero si tienes pensado leer los libros, pues vela bajo la advertencia de que encontrarás grandes spoilers. Más allá de ello, el gran mérito de esta adaptación es que, al final, quedan ganas de saber qué va a pasar y cómo todas las tramas se van a integrar y desarrollar.