Stephanie Cayo, de la sanación y la catarsis del Amalgama
La tercer película de Carlos Cuarón, Amalgama, llega a carteleras mexicanas después de su paso por festivales como Morelia o San Sebastián durante el último año. En Unplugged News tuvimos la oportunidad de charlar con Stephanie Cayo, actriz que comparte créditos con Tony Dalton, Miguel Rodarte y Manolo Cardona en esta comedia de situaciones de la cual hablamos en este texto.
«A mi me gustan mucho las historias que hablan de relaciones, me producen mucha curiosidad sobre todo por cómo es que nos comunicamos. Porque realmente, y es algo que leí hace poco en palabras de j a psicóloga, que es increíble cómo a veces la gente no sabe como hablar. No nos enseñan a expresar nuestras emociones, sabemos muy poco de ellas a pesar de que existen más de 600. Y lo que nos pasa es que al no saber cómo hablar de ello, las ocultamos, las tapamos, lo que deriva en que no podamos entablar una buena intimidad o conversación», comentó la actriz peruana acerca de lo que le llamó la atención de este filme.
También, Cayo ahondó en los motivos por los cuales acabó por convencerse de formar parte de esta cinta. «Cuando leo la historia de Carlos, con estos dentistas que tienen una relación cercana con el dolor pero que son pésimos manejandolo en situaciones más personales, me dio curiosidad el cómo muestra la pobre manera de comunicarnos entre nosotros y la unión de estos personajes se ve cuestionada al momento de que se alinean las cosas para sacar y enfrentar todo eso que trataban de ocultar, de esos dolores.»
Su personaje en esta reunión de amigos es el de Elena, la única mujer dentro de este cuarteto de amigos que de repente sirve como detonante para ahondar en estas relaciones entre ellos. «Les comienza a hacer preguntas, cuestionandoles el porqué actúan de cierta forma o se sienten de otra forma. Es una mujer muy preguntona que de alguna forma detona que salgan todas esas pasiones y miedos del grupo. Fue algo muy divertido», afirmó la joven actriz.
La locación para este relato de amigos que enfrentan sus demonios en una isla es maravillosa. Sin embargo, no todo fue tan sencillo para Stephanie al grabar en estos lugares. «Primero grabamos en Tulum, en la Riviera Maya y después viajamos a República Dominicana otras tres. Estuvo difícil lograr ese balance entre lo que veíamos y vivíamos. Me costó un poco de trabajo concentrarme. Las locaciones eran paradisíacas pero el rodaje fue complicado porque eran tomas muy largas, planos secuencias grabados en la noche asi que nos sentíamos como vampiros y no me va tan bien con ello. Pero el proceso estuvo muy interesante. Llegábamos como si fuera una obra de teatro, ensayabamos toda la tarde y luego filmar toda la noche, hacer muchísimas tomas. Eso es algo que nunca había hecho», explicó.
También, la artista peruana habló de la experiencia de trabajar al lado del nominado al Óscar, Carlos Cuarón. «Ya conocía su trabajo y me daba mucha curiosidad lo que había hecho como escritor pero no lo conocía como director, porque no tiene muchos largometrajes. Este es su tercer trabajo apenas y la verdad es que si me daba un poco de miedo al principio porque no sabía como iba a funcionar. Quería incluso hablar con él antes de lanzarme a la aventura. Eso me dio mucha calma, tanto que ya en el set probamos cosas diferentes y trataba de ayudarlo para que de alguna manera pudiéramos desarrollar mejor lo que buscábamos hacer».
Rodeada de un equipo bastante experimentado con compañeros de oficio como Rodarte, Cardona o Dalton, la química que crean entre ellos es interesante aunque resalta que ella era la única mujer y la más joven en la grabación. «Aunque llevo toda la vida actuando, nunca me había tocado ser la única mujer en el set durante tanto tiempo, además. Pero eso me ayudó a entender la mentalidad masculina. Fue un proceso diferente donde me sentí protegida, cuidada, se portaron todos muy bien conmigo. Fue un proceso divertido en el que incluso durante las cenas de repente teníamos charlas donde expresábamos nuestras opiniones, estando de acuerdo y en desacuerdo. Además me hice muy amiga de Miguel y Tony», aseguró Stephanie.
Elena es un personaje ciertamente interesante. Sin embargo, le preguntamos a la actriz qué otro papel le hubiera gustado interpretar en este filme. «Creo que me hubiera salido muy bien el personaje de Rodarte. Esa relación con la mamá me parece que todos la tenemos de alguna manera. Fue con la que más me identifiqué pero hay momentos en los otros personajes que también causan esa conexión, por eso me gustan estos personajes», declaró Cayo.
El título de la película hace alusión a una unión, algo que es objeto de atención en esta historia. Pero Stephanie Cayo recalcó otro aspecto fundamental de este relato. «Además de esta unión del grupo, creo que también hace alusión a una curación. Me di cuenta que en este momento estamos pasando por una experiencia catártica. En este proceso cada uno está habitando algo, a lo que le sumamos las circunstancias de cada uno de ellos que los obligan a ver esas cosas que querían ignorar y luego soll estalla esa bomba de manera individual y colectiva en estos personajes.»
Finalizando la charla, la talentosa peruana hizo énfasis en que estas experiencias de enfrentamiento con uno mismo son algo que puede sucederle a cualquiera. «Creo que a todos nos puede pasar esto. Lo loco de este asunto es que a veces te sucede con las personas que menos te imaginarias que lo vivirías. De repente es el momento que surge, uno donde te dan esa libertad de que salga todo, donde te sientes vulnerable. Esperamos que al público mexicano le guste la cinta y que encuentren en los personajes una catarsis que si no han tenido en dos años, les ayudemos a tenerla ahora a través de esta comedia», concluyó Cayo.