El Castigo: las cosas dependen de quien las mire

Es una película chileno-argentina dirigida por el cineasta Matías Bize y escrita por la guionista Coral Cruz, en colaboración con un pequeño, pero sumamente impactante reparto, conformado principalmente por los actores: Antonia Zegers, Néstor Cantillana y Catalina Saavedra

Se dice que las cosas dependen de cómo se miren, y más importante aún, de quien las mire, es así que, para un mismo hecho, para algunos será motivo de felicidad, mientras que para otros será sinónimo de desdicha, una idea como la anterior es fácil de imaginar en situaciones de guerra o conflictos políticos, sin embargo, no es el único lugar que puede albergar tan conflictiva idea, sucediendo que muchas veces, se presenta en las situaciones más insospechadas como lo es el seno de una familia.

Es una verdad que todo cambia, las costumbres, las creencias, la gente, los paisajes, el clima, absolutamente todo se transforma, incentivando al mismo tiempo, el cambio también en las personas, hecho que no es ni bueno ni malo, que las personas se reformen simplemente es algo inevitable, no obstante, la transición, especialmente de creencias puede llegar a sorprender a niveles que se confunden con lo reprobable.

Es por ello, que muchas de las veces, los anhelos más profundos que mandan expresar un deseo de vivir un panorama diferente, son reprimidos y casi por norma, ocultados permanentemente, al grado de pasar insospechados, en este sentido, son muy pocas las personas que se atreven a expresar lo que sienten y quieren, aún cuando saben, que ello implica la destrucción de los escenarios de su vida, que hasta ese entonces constituían las bases de la felicidad socialmente aceptada.

Es importante además mencionar, que a veces, solo se necesita una pequeña alteración, para que las personas colapsen las barreras que detienen sus sentimientos más profundos.

El largometraje narra la historia de una pareja que sin mayor explicación, va discutiendo mientras conduce por una carretera en medio de un bosque, la razón es simple, un marido que insiste en retornar y una madre que lucha por avanzar, aunque sea, solo unos instantes más, lo espeluznante de dichas acciones no es el hecho de conducir en un estado de alteración, sino lo que antecede a tales actos, que
viene a ser “un castigo” para un indefenso niño, que en su inocencia entiende que sus padres lo han abandonado.

Es sumamente claro que tal medida es extrema y peligrosa, sin embargo, lo peor aún estaría por venir, puesto que, tras unos efímeros momentos de reflexión, al regreso, los padres se encontrarían cara a cara, con la desaparición de su hijo.

Un padre desesperado y arrepentido por sus acciones y una madre que, a primera vista, parece más preocupada por quedar bien ante los demás, que por su hijo desaparecido, son los ingredientes que darían inicio a una inquietante trama de suspenso, mostrando en su desarrollo las sombrías razones causantes de que la madre no tenga los deseos, comúnmente esperados, de buscar a su hijo.

Al día de hoy, como en tiempos pasados, la idea del amor incondicional de una madre por sus hijos, se sitúa como una de las cosas más bellas y universales en la historia de la humanidad, sin embargo, la concepción de que esto no sea siempre así, es por sorprendente que parezca, más frecuente de lo que se piensa e incluso de lo que se quiere ver, y es precisamente esta la idea, que el director pretende mostrar, al presentar la posibilidad de que siempre han existido mujeres que juzgan, que los sacrificios implicados en el cuidado de los hijos, no son compensados equitativamente en felicidad.

El Castigo, es una película del tipo que uno vuelve a ver por gusto incontables veces, es absolutamente recomendada tanto para quienes buscan propuestas nuevas, como para los más exigentes, es a destacar de la obra que está realizada en una sola toma, lo cual implica un esfuerzo actoral impresionante que se refleja en la continuidad, en tiempo real, de la trama.