Cruella, deslumbra y no pidas permiso
La década de los setenta fue un tiempo que rompió estereotipos, desde el arte hasta la política. Los cambios encabezados por almas jóvenes, llegaron sin avisar e incomodando a más de uno por sus formas tan atrevidas de expresarse. Disney encontró la forma de dar ese mensaje de ruptura con el pasado a través de Cruella, de una manera auténtica y refrescante para el disfrute de toda la familia e inspiradora para las nuevas generaciones.
¿De ruptura con qué? Con los contrastes morales, no se trata de la dualidad entre quién es bueno y quién es malo, que fue el argumento de todo un siglo con las películas de princesas como La Cenicienta, Blanca Nieves, La Sierenita, etc. Disney dio una primera muestra de esta reinterpretación con Maléfica (2014) que no convenció del todo ni a los espectadores, ni a la crítica. Se necesitaba un puente bien cimentado con argumentos narrativos para que el mensaje fuera claro.
Cruella dirigida por Craig Gillespie (I, Tonya 2017) es este primer paso firme. En sus dos horas, catorce minutos de duración, de lo cual se quejaron unos cuantos, no dejó ni un cabo suelto. Desde el nacimiento e infancia de Estella se van recabando pistas de lo que todos sabemos será su destino: su creatividad enfocada en la moda, la poliosis (cuando el cabello pierde pigmentación en una parte y se ve gris o blanco) que la hacía diferente y su personalidad divergente que las personas veían como un problema.
Con el peso que representa la historia de la imagen de Cruella de Vil, a partir de que se le dio un rostro inspirado en la modelo Tallulah Bankhead y la interpretación por Glenn Close en 101 dálmatas (1996) y nuevamente en su segunda parte en el 2001, Emma Stone logra hacer suyo el papel de la faceta joven de la villana. El talento de la ganadora del Oscar en el 2016 (Lalaland) se refleja completamente en esta interpretación y todos aquellos que temían algo completamente discordante con el personaje original, quedaron fascinados.
Por su parte, Emma Thompson, también con un Oscar como Mejor Actriz en 1992 (Howards End) es una antagonista que también roba cámara por su estilo y personalidad tan fría y cruel desde el primer momento y su inolvidable dialogo que enfatiza su narcisismo: “No puedes confiar en los demás, todos son un obstáculo. Y si te preocupas de lo que los obstáculos piensen o sientan, estás muerta”.
Dentro de una atmosfera tan oscura y trágica como glamurosa, Cruella nos recuerda que es una película familiar con la chispa de humor de sus leales amigos de la infancia Jasper Badun (Joel Fry) y Horace Badun (Paul Walter Hauser) junto con las dos mascotas de la pandilla: Buddy y Wink, que en algunas tomas los sustituyen por un casi hiperrealista CGI.
Entre los personajes terciarios que también brillan, sin duda alguna es el extravagante modisto de la tienda de segunda mano, Artie (John McCrea), que lo consideran como el primer personaje abiertamente homosexual dentro de Disney. Mark Strong, un actor con una extensa carrera que esta ocasión decidió ejecutar un papel clave en la historia con breves apariciones y Kirby Howell-Baptiste interpretando a la audaz y dulce periodista, Anita, amiga de la infancia de Cruella, con la que la marca cubre su parte incluyente.
La producción tiró la casa por la ventana, un espectáculo tan cautivador que será difícil de superar, actuaciones de primer nivel, efectos especiales de calidad, 47 piezas de vestuario para la protagonista, derechos de canciones, entre muchos elementos más que les dio un costó de alrededor de 100 millones de dólares, por lo cual, cuidaron que cada detalle contara.
En ese caso, Jenny Beavan convierte al vestuario es un elemento narrativo importante que va evolucionando con los personajes. Al principio, Estella luce vestuarios en negro o tonos opacos y pasa a ser la extravagante villana a partir de ese fabuloso vestido rojo con 5060 pétalos de organza, cosidos a mano que se revela entre las llamas. Por otro lado, La Baronesa que luce vestido confeccionados con tal arquitectura y estampados elegantes, pero que al final, cuando se siente más amenazada por lo que significa Cruella, su apuesta atrevida y ojo innovador en el vestuario cae a cosas más simples y seguras, pero nunca deja de ser sofisticado.
No podemos dejar pasar la excelente selección musical de la película, porque además de ser temas que contextualizan aquel Londres de los setenta, las letras son acordes al momento que vive la protagonista. Con secuencias endulzadas con “One way or another” de Blondie, “Stone Cold Crazy” de Queen, la versión de Ike y Tina Turner de “Come Together” de The Beatles, para finalizar con la susurrante y estremecedora voz de Florence Welch con su composición de la canción “Call Me Cruella”.
Finalmente, pareciera que Disney no soporta la maldad, que corrompan estos valores familiares, ¡ah! ni que fumen y está dando oportunidad a sus villanas para que se rediman y cuenten su versión de la historia.
Antes de meternos a una discusión filosófica muy a la Hobbes contra Rousseau con que si los villanos nacen villanos o se crean, debemos observar nuestro contexto actual, los discursos feministas, la importancia de autoaceptación y amor propio junto con la caída de los grandes relatos de una sola perspectiva a lo cual las producciones se están adaptando.
En la Cruella de Gillespie, no vimos ese deseo desenfrenado de matar perritos en nombre de la moda o por simple capricho, aun así por algunas de las escenas debido al tema de la violencia que se muestra le dieron una clasificación PG-13. Hay que tener en cuenta que es una reinterpretación de la original desde su pasado y por lo que nos deja ver los créditos finales hay mucho más que contar sobre este personaje.
FICHA TÉCNICA
Título Original: Cruella
Director: Craig Gillespie
Año: 2021
Actores: Emma Stone, Emma Thompson, Mark Strong, Joel Fry, Paul Walter Hauser, John McCrea, Emily Beecham Dónde verla: Cinépolis, Cinemex y Disney+ con Premium Access
Calificación: 8.5/ 10