El Perro Samurai – La Leyenda de Kakamucho y de un comediante llamado Mel Brooks
En 1926 nació en Brooklyn, Nueva York Melvin Kaminsky, actor y guionista que se inclinó por el género cómico, usando el nombre artístico de Mel Brooks, cuya experiencia comenzó por series de televisión hasta ser el culpable de cintas tan disparatadas y llenas de humor ácido como Los Productores (1967) o El Joven Frankenstein (1974) hasta creador de personajes como Maxwell Smart, o el Super Agente 86 para sus amigos.
Parte de ese legado cómico se revive en esta cinta animada dirigida por Rob Minkoff (El Rey León, Stuart Little) acompañado de Mark Koetsier y Chris Bailey, pues El Perro Samurai retoma la premisa de otra icónica comedia setentera de Mel, Blazing Saddles (1974) y la manda del western clásico con una irreverente crítica social a una producción que toma el lejano oriente como base, cambiando al vaquero por un samurai canino.
El camino del canino: lo bueno y lo malo de ser un samurai
Es de apreciarse que el guion trata de generar una comedia familiar que se enfoque en niños y adultos a la vez. A pesar de que la historia de Hank parece ser simple o repetitiva, hay unos chistes muy bien apuntalados o inclusive insinuaciones a palabras altisonantes y una que otra indirecta muy directa que no sólo recuerdan al gran Brooks (que produce y tiene mano en el texto) sino también a una época dorada de Nickelodeon en los 90s donde rayaban en el humor ácido o negro combinado con una animación diferente, dejando la sensación de que esta cinta busca entretener a los pequeños pero en sí, va enfocada a un público adulto.
En el montaje de la historia, hay secuencias y giros que son directamente sacados de aquella cinta citada de Brooks, tocando también esos temas de racismo o xenofobia latente, mismos que se ven reflejados en la limitación de las posibilidades de uno solo por ser diferentes, en este caso Hank por ser perro en un mundo de gatos. Asimismo, existen referencias actuales y una tropicalización en la versión en español que causan un impacto directo a pesar de lo simplona y muy predecible que es esta aventura.
Uno de los grandes aportes al filme es la música del compositor Bear McCreary, conocido por su trabajo en el diptico de Feliz día de tu Muerte, el remake de Chucky o sagas como el Monsterverse de Godzilla y Cloverfield. Aquí, el músico muestra una faceta mucho más relajada que funciona de buena forma para la burda comedia al estilo Brooks que va desde lo físico a lo escatológico, brindando un sentido de aventura inusual y ligereza con un timing cómico poco visto por parte de él.
Las voces tras la comedia: dando vida a la animación
También podemos rescatar el trabajo en las voces originales donde el cast cuenta con la participación de talento como Samuel L. Jackson, Ricky Gervais, Michael Cera, Michelle Yeoh, Djimon Honsou o el mismo Mel Brooks, que logran darle una personalidad adecuada a cada uno de ellos. Su contraparte en el doblaje para nuestro país tampoco se queda atrás pues hay nombres destacados como Gerardo Vásquez, Sebastián Llapur, Cony Madera, Humberto Vélez y Óscar Flores, haciendo una labor de apoyo a los tres talentos titulares para mantener un buen nivel.
Hablando de ello, el villano Ika Chu (Gervais) aquí es doblado por Faisy, cuya figura de gato malvado y motivación absurda por impresionar al Shogun lo lleva a desatar esa furia tonta en contra del único poblado de mininos que no se dobla ante su deseo, entregando una labor que cumple y que muchas veces parece caerle como anillo al dedo. También está Karla Díaz en su debut en esta labor como Emiko, que no lo hace nada mal para ser su primera vez, dándole la adecuada mezcla de inocencia y fuerza a su adorable gatita.
Quien presenta más líos para representar a su personaje es Juanpa Zurita, que al encarnar a Hank (Cera en el original) se queda un poco corto y suena un tanto plano en su primer intento en este trabajo, fallando en darle esa mezcla de inocencia con ensueño de lograr a ser este gran héroe samurai para Kakamucho. Sin embargo, hay que destacar que, para este artista, es un gran logro haber hecho este papel debido a ciertos problemas del habla que tuvo desde pequeño, por lo que su esfuerzo se aprecia.
¿Desastre animado o locamente simplista?
Definir la experiencia de ver El Perro Samurai puede ser muy complicada, ya que puede inclinarse por dos puntos de vista: una comedia simplona que sirve de homenaje a una leyenda como Brooks o un desastre animado que no un ladrido o maullido podría salvar del olvido. Si nos inclinamos por el aspecto de la animación, la calidad de esta producción es francamente baja, dejando mucho que desear tanto en su diseño de personajes como en las secuencias que tiene.
Por otro lado, existe una comedia simple que encierra detrás de un montón de absurdos más de un mensaje interesante como lo es nunca actuar bajo los prejuicios de las apariencias o comportamientos, además de cierto mensaje de empoderamiento e igualdad/equidad que se vuelve necesario para tiempos como estos y conecta con los niños y adultos. Incluso, está ese factor de creer en uno mismo a pesar de las dudas o dificultades que encuentres en el camino que hacen a Hank un guía digno de ver.
A final de cuentas, la más reciente cinta animada de Nickelodeon y Paramount entrega una visión tremendamente meta, anacrónica e insulsa de una aventura de comedia un tanto incorrecta que navega entre lo desastroso y lo divertido para rendirle homenaje a otra leyenda, Mel Brooks, y a ese humor tan quitado de la pena que hace de este filme una aventura samurai que busca presentar este humor a una nueva generación a través de perros y gatos. ¿Funcionará? Que la espada lo decida.
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