«Hasta los Huesos»: una road movie caníbal
En una industria dónde los blockbusters reinan, las cintas de autor resultan en dos caminos en cuanto a experiencia se refiere: se les ama o se les odia.
Ejemplos de esto, los encontramos en películas como Roma, La Forma Del Agua, Bardo, Moonlight o Call Me By Your Name, siendo su director, Luca Guadagnino, junto a su joven estrella, Timothée Chalamet, que se han reunido para añadir un título más a esta lista: Bones And All (Hasta los Huesos).
Maren Yearly, una joven peculiar por su apetito caníbal, es abandonada a su suerte por su padre, quien no puede ya sobrellevar su condición. Esto la llevará a recorrer algunas de las carreteras de Estados Unidos para encontrar su lugar, conocerse realmente y encontrar a su madre, todo esto en compañía de Lee, un vagabundo que también comparte su apetito humano.
En esta ocasión, Guadagnino se sirve de adaptar una obra escrita (la homónima de la autora Camille DeAngelis), en la que el amor adolescente, el autodescubrimiento y el crecimiento rumbo a la adultez son los elementos en los que se cimenta el relato. El director comienza con una crudeza apenas mostrada, una analogía a lo que siente la protagonista al apenas tomar conciencia de los cambios que han ocasionado su naturaleza.
Poco a poco, el cineasta italiano junto a Arseni Khachaturan, el director de fotografía, da mayor entrada a lo explícito, a la par de una creciente cercanía entre público y la pareja de caníbales. Los paisajes mostrados son espectaculares, se acierta con el uso de cámara al hombro para las escenas de mayor tensión o de los primeros planos para captar las expresiones, cómo si de un documental se tratará o de una grabación casera.
Lo anterior da pie a distintas tonalidades de estilos y géneros. Por momentos, el largometraje navega por el road movie clásico; en otras ocasiones, el drama de romance juvenil asoma con sus cambiantes decisiones; de repente shockea con sus imágenes brutales bien realizadas gracias a un maquillaje de calidad; también se presenta el suspenso de un buen thriller; y el drama familiar, con sus toques de coming age asoman cuando más se requiere.
Ese tono un tanto íntimo puede ser ágil si se ha conectado con la película o puede parecer tedioso, ya que el guión de Dave Kajganich se toma su tiempo para contar la historia de los personajes principales, la cual se basa en guiños, diálogos en charlas o elementos desde cartas hasta una grabadora, además de algunas imágenes artísticas que remiten al pasado.
En cuanto a la música, canciones de artistas como Leonard Cohen, Joy Division, Eileen Barton, Trent Reznor con Atticus Ross (quienes componen la banda sonora de la cinta), calzan perfectamente con la época en la que está ambientada la historia y con el tono melancólico que impera en la atmósfera. Se aprovecha de tal manera que ilustra perfectamente las emociones de los diferentes lugares que va recorriendo la pareja protagonista.
Relativo a las actuaciones, resaltan las 3 interpretaciones centrales. El experimentado Mark Rylance es quien mejor impulsa las escenas de mayor tensión con su fría pero poderosa actuación psicótica que pasa de lo pasivo a lo expresivo; Timothée Chalamet, aunque no sale de ese cúmulo de personajes juveniles despreocupados, se compromete y entrega a un Lee con un peculiar carisma; mientras que Taylor Russell hace buena mancuerna con su co protagonista, aportando ese carácter desconfiado y volátil de Maren, quien es ejemplo de la ambigüedad emocional de esta etapa de la vida.
Si bien, pareciera que se romantiza el canibalismo y pueda chocar por su forma de contar la historia, Hasta Los Huesos es una propuesta que vale la pena ver en pantalla grande, atrevidamente salvaje y con un toque necesario de bondad escondida.
1 pensamiento sobre “«Hasta los Huesos»: una road movie caníbal”