MTV Unplugged: La Ley
Con el subidón comercial que supuso Uno, La Ley llegaba a Miami para desenchufar gran parte de su historia musical y convertirse en la segunda banda chilena en participar en MTV Unplugged. La presentación no solo supuso una reinvención impresionante sino que les abrió las puertas del estrellato mundial, dejando uno de los mejores acústicos de la historia.
En 1994, MTV vivía un momento dorado marcado por el apogeo de la serie Unplugged con la mítica participación de Nirvana meses antes. Utilizando como emblema estos conciertos desenchufados, el canal buscaba entrar de lleno al mercado latinoamericano y para ello habían invitado a La Ley, en ese tiempo liderados por el tecladista Andrés Bobe.
Sin embargo, la trágica e inesperada muerte de Bobe impidió que los originarios de Santiago viajaran a Miami. El terrible deceso los impulsó para seguir adelante, siempre en constate experimentación. Prueba de esto Invisible (considerado su álbum cumbre), Vértigo (un atrevido giro en su estilo) y Uno (su vuelta a lo más alto).
7 años habrían de pasar para que Beto Cuevos, Pedro Frugone y Mauricio Clavería hicieran su propio homenaje desconectado. Un repaso a una carrera que ya vislumbraba una recta final pero que sin duda, es el clímax absoluto de una de las mejores bandas del continente.
EL CONCIERTO
Contactados a principios de 2001, los tres músicos prepararon una auténtica metamorfosis acústica de temas que contienen una vena electrónica y de voltios altos. Para esto, se decantaron por el arreglista Matthew de la Polla, quien colaboraría en el Unplugged de Alejandro Sanz y con artistas como Michael Jackson, Andrea Bocelli, Whitney Houston, entre muchos otros.
Además de Matthew, los de Santiago contaron con la participación del virtuoso tecladista Pete Wallace (colaborador de Phil Collins, P!nk, Julio Iglesias), el excelente guitarrista Toshi Yanagi (músico de VIBE, programa producido por Quincy Jones), el percusionista Juan Coderch (miembro de la Orquesta Sinfónica de Chile), el bajista Archie Frugone (hermano de Pedro, miembro de Silvestres y colaborador de Javiera & Los Imposibles, además de La Ley), así como los coristas Kenny O’Brien (quien participó con Juan Gabriel, Celine Dion, Beyoncé), Gissa Vatcky (músico de sesión de Plácido Domingo, Celia Cruz, Aretha Franklin) y Bambi Natisse Jones (voz de apoyo de Luis Miguel).
Con un escenario espectacular diseñado por el gran Tom McPhillips (reconocido por sus trabajos en los desenchufados de Bryan Adams, REM, Dashboard Cofessional, Julieta Venegas y Diego Torres, así como por su labor con Judas Priest, Twisted Sister) y un ritual previo a cargo de una curandera mapuche para alejar las malas vibras, el 28 de junio de 2001 La Ley comenzaba una velada inolvidable.
«Animal», canción que abre Invisible, sufre un bajón, además de que cambia la electricidad por una delicadeza impulsada por una vibra gospel gracias a la parte vocal que engrandece a Cuevas y un órgano fantástico. Clavería lidera con su batería unas percusiones que evocan la vena electrónica de la banda. Comienzo espectacular.
«Día Cero» supone el primer momento por parte de Pedro Frugone, que logra un espléndida sección de guitarras junto al talentoso Toshi Yanagi. Lo electrónico es sustituido por unas percusiones magnéticas, un bajo que no deja de lado esa vibra funk, así como un órgano que recoge la parte electro del tema original. Mención aparte el desempeño del tridente coral y el alto nivel por parte de Beto, que regala mucho sentimiento.
«Mentira» es la primer canción compuesta especialmente para este Unplugged. Es la primera intervención de Matthew de la Polla, quien entrega unos arreglos orquestales de lujo. Cuevas disfruta a lo grande con su guitarra. Mauricio Clavería entregan todo mientras la música va creciendo en deleite absoluto. Primeros destellos máximos por parte de Yanagi, que regala excelentes riffs.
«Prisioneros de la piel», perteneciente a su segundo álbum «Doble Opuesto», es una especie de homenaje a Andrés Bobe, ya que las cuerdas son una extensión de aquellas guitarras y sintetizadores originales. El bajo de Archie vuelve a decir presente y atrapa al oyente desde el principio. Los panderos y el órgano remiten de lleno a 1991, con una esencia electrónica imborrable pero trasnformada.
«Hombre», tema originalmente dark wave, sufre una transición maestra a lo acústico. Si el vocalista ya disfrutaba en grande con «Mentira», aquí se deja llevar por el poder unas guitarras acústicas que no le piden nada a los riffs elevados ni sintetizadores del álbum Invisible. El mensaje filosófico referente a la naturaleza humana, acoge otro sentido y profundidad.
«Krazyworld» es el único vestigio del incomprendido Vértigo. Con letra en francés, uno de los recuerdos de la juventud vivida en Canadá por parte del cantante. Sin tantas variaciones ni cambios notables, esta nueva versión apuesta por la fuerza de Cuevas, el virtuosismo de la dupla Frugone-Yanagi y el órgano del genial Wallace.
El segundo tema inédito del Unplugged es la maravillosa «Intenta Amar». Compuesta por Beto Cuevas y el guitarrista canadiense Aldo Nova (que ha compuesto para Bon Jovi o Celine Dion), la canción hace que el oyente pase de lo celestial (personificado por las voces magistrales de las coristas) a lo frenético y épico con esa parte final donde todos los músicos brillan. Un preámbulo al clímax que vendrá con el siguiente tema.
«El Duelo» sorprendió a todos cuando se lanzó en 1995 como sencillo de Invisible. Su vibra que evocaba al viejo oeste pero con una envoltura dark wave se transforma en una exquisita nueva canción acústica. Se baja la velocidad para que junto a unas luces más íntimas, la voz de la fantástica Ely Guerra y las cuerdas, formen una primera parte sublime. Después, con los golpes de Clavería se pasa a lo más álgido de la canción, donde Guerra regala una de sus mejores participaciones vocales. La mejor canción del Unplugged y una de las más importantes de la serie en general.
«The Corridor» baja el ánimo con su clásico tono melancólico. El piano electrónico junto a la voz de Cuevas se compenetran para que el rasgueo de la guitarra (colocado en la edición para el CD) y la sección de cuerdas destaquen en una deliciosa nueva canción que eriza la piel.
Retomando Uno, «Aquí» no pierde su aura positiva y agradable. La participación de Cuevas a la guitarra y Clavería en la percusión asemeja a esas reuniones de fogata entre amigos. A esto se suma una pandero encantador, unos coros de calidad, así como a unos coros que siempre son fabulosos en cada canción. Aplausos para Vatcky, OBrien y Jones.
«Delirando» es otro de los grandes cambios que salieron fenomenales para el Unplugged. Sus sintetizadas guitarras y el sampler son sustituidos por todo un cúmulo de arreglos que la enriquecen: batería y percusiones que adornan con platillo y congas, traslado efectivo de las secuencias; bajo sensacional; guitarras que van acorde a las cuerdas que suplen a los riffs eléctricos; y una parte vocal con mucho punch. A destacar a Wallace y sus aportes al órgano.
«Cielo Market» es otro gran acierto tanto en ejecución como en posición en el setlist. Después de la potencia total con «Delirando», esta canción pone un poco de calma gracias a un ritmo atrapante pero más suave. Son de reconocer el riff en la mitad que supone un momento de puro deleite.
«La Luna» es una de las primeras composiciones de Cuevas y que aquí se aprovecha para generar una pausa de meditación, de relajación, algo que se nota con la inclusión de la chamana de la banda: Luz Clarita. Con luces bajas, iluminando únicamente a Beto y Clarita, los dos acordes se complementan con el sonido del cuenco, logrando el cometido de hacer una auténtica canción de cuna.
«Fuera de Mí» no representa grandes cambios. Sin embargo, esta versión Unplugged resulta especial, tanto por la suma de los nuevos elementos (que siempre son acertados como sustitutos de los componentes eléctricos) y la voz de Cuevas, que se siente más viva que en estudio.
Más corta pero con mayores texturas musicales, «Paraíso» se enriquece con los riffs acústicos de Frugone, el órgano de Wallace, la batería a modo de caja de ritmos por parte de Clavería y efectividad por parte de Cuevas, que se nota satisfecho, consciente de que esta velada esta por acabar.
Tal y como termina Uno, «Al Final» es el resumen de todo el concierto. El desafío de desenchufar lo eléctrico y electrónico, cambiando las guitarras eléctricas por violines, chelos, violas, los sintetizadores por percusiones y órgano, así como los coros un tanto ocultos por cantos en todo su esplendor, dan como resultado una consagración total.
Brillo total de Natisse «Bambie» Jones, canción donde se luce con un desempeño inolvidable, mismo calificativo para todo el recital.
UN DESENCHUFADO QUE SIEMPRE SORPRENDE
El Unplugged supuso el más grande éxito comercial de La Ley, vendiendo millón y medio de copias, además de conseguir multitud de premios. Tras publicar Libertad en 2003 (con el que ganaron un Grammy Latino 2004 en la categoría Mejor Álbum Vocal Rock Dúo o Grupo), llegarían a Viña del Mar 2005, separándose por primera vez, después varios años de asperezas.
El segundo concierto acústico de la MTV por parte de un grupo chileno (después del grandioso desenchufado de Los Tres), refrendó la calidad de la música latinoamericana, renovando la importancia de la serie para el continente y conformando un legado que todavía emociona como aquel 28 de junio de 2001, cuando se grabó y aún más el 4 de septiembre de 2001, cuando se publicó.
A casi dos décadas, la sorpresa sigue intacta…
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