Del amor al feminicidio. Niña sola, documental de Javier Ávila

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Las cifras son insoportables y nombrarlas deja un nudo en la garganta. En un país donde los feminicidios se cuentan en miles y la violencia de género parece inherente a la cultura, Niña sola, largometraje de Javier Ávila busca, no sólo a dar voz a un caso, sino a romper la burbuja de realidad en la que ni nombres, ni cifras logran hacernos reflexionar.

Escuchamos las palabras de Arcelia y Bertha, madre y hermana de Cintia, quien fue asesinada en septiembre de 2016 a pocos días de su cumpleaños número 20 por Omar Sánchez Puentes (quien goza de libertad), expareja sentimental de su madre. Ellas narran de forma tan precisa aquel trágico suceso como si no hubieran pasado los años. Este momento lo entrelazan con aquellas violencias previas que vivieron ambas mujeres con sus parejas con golpes, violaciones, celos enfermos y amenazas.


Por sí mismas, las historias son devastadoras y junto a la estructura del documental, en donde se entrelaza el discurso visual, el paisaje sonoro y la narración logra ser un severo golpe de realidad.

En primera, porque te acerca a los espacios de Bertha, Cintia y Arcelia, a su familia, vecinos y su hogar en Tijuana a través de la fotografía de Alejandro Guzmán, quien ha trabajado en proyectos como Baja Taste con Roberto Nájera. Un punto importante es que no hay escenas de nota roja, mujeres vulnerables ni hombres violentos, toda la historia se maneja con mucho respeto.

Sin duda, el elemento sonoro es un elemento importante, por un lado la musicalización hechas por Darrin Verhagen, Alvin Lucier, Esplendor Geométrico, Fax y Magdalen junto con el diseño sonoro de Jay González y Fernando de la Rosa le dan el ritmo que la historia requiere.


Por otra parte, escuchar una voz sin tener un rostro viendo a la cámara te despierta cierto sentir, como si la que te lo contará fuera tu amiga, vecina o familiar. Cuando sus rostros entran a cuadro, se mantienen viendo fijamente a la cámara, como si a través de la pantalla te compartieran un poco de su dolor.

Javier Ávila anteriormente había trabajado con el tema de desórdenes mentales dentro de la ficción y el drama, con la película Regina (2013) y Bombay (2016). Este es su primer largometraje documental y se estrenó en la edición no. 17 del Festival Internacional de Cine de Morelia en el 2019.


Niña sola ha llegado al Festival Internacional de Cine Documental de Amsterdam (IDFA) y DokFest Munchen y se ha llevado el Premio de la Audiencia en FICUNAM y FotoFilm Tijuana. El director señala en una entrevista que sabe que ha cumplido su objetivo por una razón más allá de los premios, lo menciona por el comentario de un hombre que se acercó a él después de una función: Muchas gracias por hacer esta película, realmente me ha puesto a pensar demasiado y a hacer las cosas de distinta forma”.

Cintia, una chica sonriente que conocimos a través del video de un viejo celular, de sus cuadernos con poemas y fotografías, las palabras de su madre, su hermana y sus sobrinos, hace que no se nos olvide que los golpes y amenazas, que comenzamos a normalizar dentro de la pareja son el principio de un daño devastador. Niña sola no es una interpretación del director, es la voz de mujeres que tratan de seguir adelante con sus vidas tras un feminicidio en un país plagado de violencia e impunidad.

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