Los Tipos Malos y el entretenido juego de las apariencias que engañan
Todas las historias clásicas tienen a los chicos buenos y a los tipos malos. Mientras unos son vistos con ternura, admiración o héroes, los otros son observados con desprecio, disgusto, odio o rencor debido a las fechorías que suelen hacer pasar a los protagonistas de los cuentos, relatos o películas para que al final sufran el peso de la justicia moral sobre sus actos. Pero ¿y si los chicos malos fueran así porque no les dan otra opción?
Bajo esa interrogante existe la nueva película de Dreamworks, Los Tipos Malos, donde un grupo de animales ladrones están a punto de cometer el mejor robo de la historia. Sin embargo, las cosas no saldrán como esperaban, marcando el inicio de una aventura en la que nos daremos cuenta que juzgar por las apariencias puede ser el peor acto que podemos cometer.
El grupo estelar de los ‘malos’ es dirigido por Lobo, un personaje que remite en su forma de vestir y actuar al George Clooney de Ocean’s 11 (Soderbergh, 2001), seguido de su inseparable amigo Serpiente, copiando por completo el estilo de Raoul Duke en Pánico y Locura en Las Vegas (Gilliam, 1998), que se jactan de ser genios de la operación. Pero no estan solos, pues a su lado estan la adorable hacker Tarántula, la fuerza bruta de Piraña y el maestro del disfraz, Tiburón, cada uno con características que remiten a diversos malosos del género de mafia o robos.
Curiosamente, desde el inicio pareciera que la ópera prima del director Pierre Perifel, que ya tiene experiencia como miembro del departamento de animación de cintas como El Ilusionista (2010) o la saga de Kung Fu Panda, plantea que los chicos malos son juzgados por su apariencias y por ser siempre villanos o mal vistos por todos desde tiempos inmemoriales en cuentos por su amenazante aspecto. Por ello, solo cumplen con la expectativa generada alrededor de su presencia en una premisa bastante simple pero que gracias a un buen guion cumple con dar interesantes giros para reafirmar la moraleja de jamás juzgar a alguien por cómo luce.
Uno de los puntos más atractivos es, sin duda, la animación misma. La visión de este mundo de los chicos malos destaca por salirse de los estándares que Dreamworks suele manejar en sus largometrajes. Esto, aunado a los diseños de los personajes dentro de este universo antropomórfico donde animales y humanos conviven sin más nos remite un poco a su esencia caricaturesca, casi de cómic a pesar de las marcadas diferencias de estilo.
También destaca el guion, del cual se encargan el veterano Etan Cohen (Tropic Thunder, 2008; Hombres de Negro 3, 2012) y Yoni Brenner (Rio 2, 2014; La Era de Hielo 3, 2009). En él, logran un buen balance entre una historia para niños, como lo es originalmente en los cuentos creados por Aaron Blabey, pero le añaden bellas referencias y chistes para los más grandes de la familia como la secuencia inicial que recuerda al cine de Tarantino o las persecuciones de auto sacadas de lo más alocado de Los Hermanos Caradura (Landis, 1980), entre otras situaciones que mantienen a toda la familia metida en la cinta.
Pero un cuento con chicos malos tiene que tener tambien a los ¿buenos?. Ahí aparece otro contrapeso interesante en la figura de la Alcalde de la ciudad, Diane Foxington, y el adorable genio bonachón con cuerpo de conejillo de indias, el Profesor Mermelada. Ellos representan la otra cara de la moneda, tanto la justicia y honestidad vestida de zorro hasta la calidez de un ser pequeño pero de corazón altruista, o al menos eso pareciera.
Algo que también se aplaude es la labor en el doblaje de voces. Si bien en su versión original en inglés ya hay mucho talento (Sam Rockwell, Marc Maron, Awkwafina, Zazee Beetz, entre otros), en español la labor de los actores funciona de maravilla. Manolo Cardona dota de una personalidad de galán peligroso a Lobo mientras que Pablo Perroni da el salto de teatro al cine con una labor de aplauso al darle vida a Serpiente. A ellos se les une Kalima, Gonzok y Jessica Segura para completar un quinteto hilarante.
Es así que en este relato en apariencia sencillo se plantea una cuestión interesante acerca de la capacidad de cambio, si se puede lograr y sobre todo acerca de las oportunidades para hacerlo. De alguna manera, Los Tipos Malos hace reflexionar a todos acerca de esas actitudes, conceptos erróneos y etiquetas que ponemos en sociedad sin darles el chance de mostrar lo que son en verdad, creando una especie de círculo vicioso a partir de un prejuicio involuntario, algo que recuerda un poco las cuestiones que otro gran villano de Dreamworks planteaba hace años (Megamente, McGrath, 2010).
Y es que al final, Los Tipos Malos ofrece esa reflexión para todos, conectando así con toda la audiencia que se rinde ante este quinteto carismático que normalmente podría ser odiado o temido. Eso, aunado a los grandes guiños de cintas de robos, mafia y acción, hacen de esta aventura animada un verdadero deleite que, para sorpresa de todos, respeta ese tema de la dualidad moral, recordándonos de manera muy divertida que nos recuerda a aquel refrán: no hagas cosas malas que parezcan buenas ni viceversa.