Papá o Mamá (Reseña)
Ernesto Contreras deseestigmatiza el divorcio con humor genuino en Papá o Mamá.
Al momento de una ruptura familiar, los estigmas y juicios en la sociedad mexicana no se hacen esperar, incluso hasta se sataniza el acto del divorcio como si fuese el final de una familia. Con más casos actuales de padres o parejas divorciadas en México, el tema no ha cobrado la relevancia necesaria para deseestigmatizar la idea de un fracaso monumental que se tiene del divorcio. Papá o Mamá (2023) representa la opción que pretende dar un giro a este tópico y establecer la importancia de la familia, incluso si es una a punto de despegarse de su forma tradicional.
Concebida como una adaptación de la cinta italiana de 2017 Mamma o papà? Donde dos papás están a punto de divorciarse y se lo tienen que comunicar a sus tres hijos, pero la dificultad radica en que mamá quiere que ellos se queden con papá y viceversa, provocando una batalla por ceder la custodia de sus chamacos. Este remake cuenta con los elementos clave de su otrora: Florencia (Silvia Navarro) y Vicente (Mauricio Ochmann) deben discutir quién se queda con los niños a causa de su divorcio, pero ambos han ascendido al trabajo que siempre soñaron, por lo que harán lo que sea para no quedarse con la custodia de sus hijos.
A partir de aquí en adelante somos testigos de una guerra por estropear las cosas y demostrar quién es el peor al presionar a Emma (Aranda Sokol), Matías (Axel Madrazo) y Julián (Erick Terroba García) por escoger un lado y así vivir con mamá o papá. Los que antes eran unos papás “buena onda”, de pronto se convierten en dos adultos con comportamientos infantiles que harán todo lo posible en su afán de ganar y cumplir el sueño profesional que tanto habían anhelado.
De portada pareciera una comedia tibia y cliché que se ha visto “n” cantidad de veces en el cine mexicano, no obstante, el nombre de Ernesto Contreras cambia un poco la jugada. El cineasta detrás de Sueño en Otro Idioma (2017); Cosas Imposibles (2021) y recientemente El Último Vagón (2023) le da el peso suficiente para otorgarle el voto de confianza y entrar a la sala de cine con la noción de ver algo especial.
El resultado en Papá o Mamá es atinado, con una comedia que deja un mensaje acogedor en la audiencia y que hace pasar un rato disfrutable en la sala de cine. El humor se coloca como uno de sus principales aciertos, en paralelo de sus identificables personajes.
Entrar en una categoría más comercial y digerible para el público no es trabajo sencillo, y pese a no contar con una historia profunda y emotiva como en sus anteriores trabajos, Ernesto entrega una cinta que va dirigida a todo público y con la que cualquier miembro de una familia puede conectar con ella. Se nota su estilo impregnado en la puesta en escena, la musicalización y el diseño de producción.
La vida de Florencia y Vicente es casi perfecta. Ella siendo una arquitecta exitosa y destacada, mientras que él un médico con prestigio y sentido humano. Al enterarse Flor que le concedieron un proyecto de alto calibre en Bogotá que en definitiva marcaría un parte aguas en su carrera profesional, y Vicente que fue acreedor a una beca para un doctorado en Boston que por años había aplicado, los intereses de ambos se inclinan hacia estos objetivos, todo esto justo en el pleno momento de su divorcio.
Sin poder resolver este dilema por la paz a través de una abogada, tendrán que recurrir a sus instintos salvajes de supervivencia y demostrar quién es el peor cuidador para sus hijos, lo que los hace convertirse a ella en una dictadora y a él en un coach de box para defensa personal, colocando en la línea de fuego a dos adolescentes de humor cambiante y a un niño prodigio.
Algo hay que reconocer de esta cinta es la genial semblanza de actores con los que cuenta. De esto dos factores son esenciales para su composición y es un excelente desempeño histriónico y una atinada dirección de actores. Mauricio Ochmann retrata a un Vicente convincente, que quiere a su familia pero siente que ya no pertenece a lado de Flor, pues su romance con Julieta (Bárbara López) lo colocan en una situación aún más apretada. Va llegar el momento en que no sabrá qué es lo que quiere y tendrá que decidir en pro de lo mejor para todos.
Silvia Navarro encarna en Florencia a la mujer perfecta, que anhelaba poder dar un paso grande en su carrera como arquitecta, y a pesar de ser la mamá que toma las riendas en casa, esta oportunidad le representa una ventana para su crecimiento tanto profesional como personal.
Ambos histriones se levantan como los capitanes del barco y llevan a buen puerto la química con el resto del elenco. Tanto Aranda, Axel y Erick personifican a la perfección a esos hijos que están desconcertados, que no desean un divorcio pero que no comprenden por qué tiene que suceder.
Con un manojo de buenos momentos, humor que se salta el clásico de pastelazo y soso, y que prefiere invertir en comedia más orgánica, a veces un poco irreverente, es la forma en que abordan el tema dentro de la cinta. Al final el mensaje es descifrable; pueden existir familias de muchas maneras, no deben vivir en la misma casa o ser muégano.
Un divorcio no es terrible, sino preferible si se trata de una relación de papás que ya no funciona, pero eso no significa que la familia esté separada y rota para siempre, porque los acuerdos y comunicación deben ser cruciales para una sana convivencia.
Papá o Mamá no es la mejor apuesta de su director, pero no cabe incertidumbre que Ernesto Contreras es uno de los mejores exponentes en el cine nacional contemporáneo y en esta ocasión sale bien librado con una comedia que a través del humor sano y bien planteado, se pueden abordar temáticas estigmatizados en México.