Amores Compartidos (Reseña)
Es una película dirigida por el cineasta Michael Angelo Covino, en colaboración de la guionista Kyle Marvin, cuenta con la participación de los actores, Dakota Johnson, Adria Arjona y la propia Kyle Marvin, su estreno tendrá lugar en cines mexicanos el día 4 de septiembre.
Desde su inicio, Amores Compartidos plantea una paradoja fundamental: la naturaleza humana refleja un sentimiento constante de incompletitud y vacío, que se contrapone al deseo profundo de plenitud que proporciona el amor. Esta tensión lleva a los individuos a rechazar, consciente o inconscientemente, lo que podría considerarse un amor perfecto, pues la estabilidad no siempre se percibe como un refugio, sino en ocasiones como una limitación. Así, la película sugiere que hombres y mujeres, al estar habituados a la búsqueda permanente de nuevas experiencias, terminan saboteando aquello que podría brindarles verdadera paz emocional.

El filme también pone sobre la mesa una verdad incómoda: en muchas relaciones, el sexo se convierte en el principal pilar de la permanencia. Más allá de valores compartidos, crecimiento personal o afinidades espirituales, el deseo físico suele sostener vínculos que, en el fondo, son frágiles. Covino retrata esta idea sin moralizar, mostrando cómo la atracción sexual se entrelaza con las decisiones que, tarde o temprano, determinan el rumbo de los personajes.
La trama se desarrolla alrededor de dos parejas de novios que, además de compartir amistad, se ven arrastradas a una dinámica inesperada. Todo comienza cuando una de las mujeres decide terminar su relación, confesando con claridad que busca más parejas sexuales y que la monogamia no satisface sus necesidades. El novio, devastado por la ruptura, encuentra apoyo en sus amigos más cercanos, quienes forman otra pareja estable. Sin embargo, en ese refugio se desencadena un giro inesperado: el joven se involucra sentimentalmente con la novia de su mejor amigo. A partir de este momento, las cuatro vidas se entrelazan en un viaje de descubrimiento, donde exploran la poligamia y las relaciones abiertas, confrontando sus miedos, deseos y contradicciones.

Más allá de los enredos románticos, Amores Compartidos es un retrato de la fragilidad humana en el amor. El ser humano, naturalmente sociable, busca compañía y afecto, pero al mismo tiempo muestra una inclinación casi innata hacia la poligamia, un patrón que la historia, y especialmente la sociedad contemporánea, han evidenciado en múltiples ocasiones. La pregunta central que deja la película es: ¿qué es lo que realmente se busca en una relación?, ¿afecto, estabilidad, deseo, compañía, o simplemente la sensación de sentirse vivos?
Covino, no busca dar respuestas definitivas, sino abrir un espacio para la reflexión. El filme nos recuerda que el ser humano se encuentra en constante transformación y que, en ese tránsito, las pérdidas y los errores no solo son inevitables, sino también necesarios. Los protagonistas descubren que únicamente enfrentando la ruptura y la contradicción pueden comprender lo que realmente desean y valorar lo que han perdido. En este sentido, la película se convierte en una invitación a ver el amor no como un destino fijo, sino como una experiencia dinámica que nos forma y transforma.
Amores Compartidos es, en conclusión, una cinta que va más allá de la comedia romántica tradicional. Con un guion inteligente, actuaciones sinceras y una dirección que equilibra el drama con la ironía, Michael, entrega un relato que funciona como espejo de una generación que busca el amor mientras lidia con el vértigo de la libertad.