Making the Cut, confeccionando al futuro de la moda

0

Desde hace unos años los programas de moda habían ido desapareciendo de los distintos canales de la televisión, entre ellos Project Runway, el famoso programa de la modelo Heidi Klum y el diseñador Tim Gunn, que después de 16 temporadas dijo un adiós definitivo a las pantallas.

Según los referidos, esto se debió a falta de presupuesto y libertad creativa, lo cierto es que muchos de esos problemas se debieron a que era difícil generar ganancias de proyectos así, ya que si bien, la ropa creada por los diseñadores del concurso, podían impactarte por su nivel de creatividad, no mucha gente se podía ver reflejada en ellos. Tal como muchas de las pasarelas, era el arte por el arte, ya que las prendas que se presentan difícilmente se les podría llamar de uso diario.

Sin embargo, Amazon, el gigante de los negocios, logró ver una oportunidad en ello, por lo que les ofreció a Heidi y Tim producir su propio programa llamado Making the cut. Las diferencias son notables, ya que la plataforma de streaming no escatimó en gastos. Desde los lugares donde los concursantes hacen su tarea creativa hasta la producción de las pasarelas, son algo digno de admirar.

La dinámica es simple: 12 diseñadores compiten por la oportunidad de ganar un millón de dólares, además de la oportunidad de vender su colección en la tienda de Amazon Fashion; pero los beneficios no terminan ahí, cada capítulo es un nuevo reto donde tendrán que crear un outfit de pasarela y otro accesible, y el ganador podrá vender éste último en la tienda, siendo lo mejor de esto que las prendas pueden encontrarse en una gran variedad de tallas.

Estos premios ya eran suficientes, pero en la segunda temporada fueron más allá, porque si bien, fue un tanto más corta, ya que en lugar de tener 10 capítulos tuvo 8, los premios aumentaron, porque además de lo anteriormente mencionado, el ganador podría crear una colección en conjunto con Amazon y obtener tres años de alquiler totalmente pagados. Esto se hace porque el objetivo del show es encontrar a la siguiente “marca global”.

De ahí la diferencia con el anterior programa de estos productores, ya que aquí se ve claramente una visión, esto no sólo es un reality, es una estrategia de venta, donde el espectador puede conectar con las historias de los diseñadores y además, aspirar a poder comprar algo hecho por él, ya que si bien los costos no son económicos, no es algo imposible de comprar en comparación con marcas como GUCCI o PRADA, ya que los precios son equivalentes a algo que encontrarías en tiendas como JULIO o El Palacio de Hierro.

La segunda temporada fue toda una sorpresa, porque debido a las afectaciones causadas por la COVID-19, se pensaba que su estreno se retrasaría más tiempo o que de alguna manera afectaría la producción del show. Sin embargo, esto no fue así.

Los escenarios fueron aún más grandes y espectaculares, el único cambio fue que en el proyecto final no hubo presencia del público, pero realmente no se nota tanto su ausencia, ya que las personalidades de los jueces acaparaban toda la pantalla. Y cómo no hacerlo con figuras como la supermodelo Winnie Harlow y el director creativo de Moschino, Jeremy Scott

A diferencia de la temporada anterior, ésta se sintió un poco más floja, ya que muchos de los participantes si bien eran buenos, no tenían ese factor de impacto. Desde el primer episodio puedes decir quiénes van a llegar a la final, porque a excepción de Andrea Pitter (Nueva York), Gary Graham (Franklin, Nueva York) y Joshua Scacheri (Inglaterra), los demás diseñadores creaban prendas francamente olvidables o algunos por sus actitudes sabes que no podrían llegar muy lejos, porque si bien, estos programas son sobre los diseñadores mostrando sus capacidades y defendiendo su visión, de igual forma hace falta tener un poco de humildad, para poder crecer.

La temporada tuvo muchos giros, en ocasiones eliminando hasta a dos participantes por capítulo, no se sabe si esto se debió a que el proyecto en sí sólo tenía presupuesto para los 8 capítulos o porque realmente los jueces no veían futuro en los diseñadores. Igualmente, como siempre, una de las personalidades más fuertes casi al final tiene un tropiezo que arruina totalmente sus méritos anteriores.

Lo que sí es cierto es que, en ésta ocasión, se sintió un tanto más injusto que Joshua Scacheri saliera, ya que había sido el ganador de varios retos y lo más frustrante fue Andrea Salazar (Colombia) logró pasar a la final, siendo que desde nuestro punto de vista, no había destacado en ningún capítulo y además, en parte por culpa de ella Olivia OBlanc (Luisiana), fue eliminada (algo que francamente se agradece, porque su actitud era un tanto nefasta).

No obstante, la pasarela final fue más deslumbrante que la anterior. Los participantes que llegaron a ella (Andrea Salazar, Andrea Pitter y Gary) decidieron salir de su zona de confort y demostrar no lo que han hecho, si no lo que son capaces de hacer, sorprendiendo no sólo a los jueces, sino también al público. Por ello, en esta ocasión, se comprende totalmente la indecisión de los jueces al tener dificultades al elegir al ganador, porque incluso Andrea Salazar, quien había pasado desapercibida durante la mayor parte del tiempo, demostró el por qué los jueces la habían elegido para la final, creando una colección que literalmente deslumbraba.

Otro punto a resaltar es que, gracias a la visión de algunos diseñadores donde dentro de su marca buscaban ser más inclusivos con los distintos de cuerpos, ahora al abrir la pasarela, lo primero que vimos fue a una modelo de talla grande, que es algo que se agradece mucho porque es una manera de visibilizar a estas personas que por mucho tiempo la industria de la moda ha ignorado.

A lo largo del programa mostraron la necesidad no sólo de tener creatividad, ser diseñador es algo que va más allá de crear ropa bonita, se necesita tener una visión clara, y tener la capacidad de trasmitirla para poder vender tus ideas a las empresas, de tener las aptitudes necesarias para conectar con el público, entender sus necesidades y cómo relacionarte con ellos a través de las distintas redes sociales, que hoy más que nunca es lo que puede impulsar o hundir una marca; además de tener la tenacidad suficiente para sortear las dificultades que conlleva ganarse un lugar en la feroz industria de la moda, para convertirse así, en palabras de Heidi Klum, en la siguiente marca global. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Translate »