Gerardo Oñate: La poderosa victoria del cine para el pueblo mexicano
La cinta mexicana “Poderoso Victoria” es la ópera prima del realizador Raúl Ramón, misma que finalmente tuvo su estreno en la edición 36 del Festival Internacional de Cine de Guadalajara. Ubicada en la década de 1930, la producción tiene consigo un cast impresionante en un relato que a todas luces se mantiene misterioso pero prometedor, además de tener un equipo en su mayoría jalisciense.
En Unplugged News pudimos charlar con uno de los protagonistas de esta historia, el actor Gerardo Oñate, quien se muestra emocionas por ver la cinta terminada por primera vez en un festival tan importante como lo es el FICG. «Estamos muy emocionados y contentos del estreno, porque ni siquiera nosotros la hemos visto», comienza afirmando el histrión, que comparte créditos con Damián Alcázar, Joaquín Cosío, entre otros.
Si bien la cinta lleva cerca de 10 años llevándose a cabo, a Gerardo le llegó la oportunidad de una manera particular. «Llegué al proyecto a través de Paulino Partida, director de casting que falleció en agosto de este año. Fue una pérdida muy sensible para todos los involucrados, sobre todo porque a mí me ofreció el papel como una especie de refuerzo. Fui, hice el trabajo y me hablaron 10 meses después para decirme que me había quedado. Al principio pensé que era algo más pequeño pero cuando me enteré de su grandeza me fui para atrás. Compartir pantalla con todos estos pesos pesados fue como recibir una máster class de relaciones humanas, además de tener la oportunidad de estrenarme como protagonista al lado de gente tan bonita y con una bella historia de época, fue una experiencia maravillosa», expresó.
Al ser confirmado como parte de este relato de época, Oñate fue consciente de lo que implicaba así que tomó la decisión de prepararse lo mejor posible para su papel. «Lo primero que sentí fue un profundo sentido de responsabilidad con el guion y el proyecto. Traté de prepararme el doble para llegar lo mejor posible al set. Me sentí a la vez inspirado de ver qué es lo que hace a mis compañeros en esta cinta ser grandes personas y hacer su oficio de excelente manera. Son talentosos, dan consejos, con una gran disposición y que trabajan hacia la historia. Y el mérito se lo doy a Raúl por armar este ensamble así como a todos aquellos que están detrás que han hecho posible este proyecto», dijo el actor.
Algo que le agradó a Gerardo Oñate fue el clima de camaradería generado durante los meses arduos de trabajo en los que se realizó la grabación entre todos los miembros del equipo detrás de Poderoso Victoria. «Se generó un ambiente familiar que nos acompañó todo este tiempo. Si bien no fue pesado, si fue laborioso todo este tiempo para hacerlo funcionar y que saliera a tiempo. Creo que se puede hacer cine de todo tipo en nuestro país de muchísima calidad siempre y cuando se considere al guion como el rey, el eje mismo de la filmación, ya que su historia es muy linda», aseveró.
Sin poder platicar mucho de la cinta aún, Oñate nos contó un poco acerca de Durán, el personaje que interpreta en esta cinta de ensamble. «Lo que le pasa a mi personaje, que es el maquinista del pueblo, es que sucede algo que lo lleva a tomar una decisión muy importante al decomisarle la vía del tren, que era la única vía de comunicación para su pueblo con la ciudad capital. La única forma de salvar a esos pueblos era construir su propia máquina de vapor, lo cual era tan difícil como ahora hacer un transbordador espacial. Asi que Durán, el piloto, tiene que decidir si se queda o se va de migrante a los Estados Unidos. Ese es el debate interno que conllevaba realizar al personaje, que además es un tema muy actual, muy vigente. Contextualizarlo fue interesante más allá del cuerpo que tiene porque era entender la época, entender su dinámica, sus virtudes y sueños como chavo de la revolución, porque nació en 1910. También conocí al historiador Alejandro Ahumada, especializado en ese periodo de tiempo y que sabe bastante de trenes. Él funcionó como mi asesor y me abrió el panorama acerca de estos pueblos que tenían todo pero se quedaban vacíos cuando una mina dejaba de funcionar.»
Otro aspecto que atrajo la atención de Gerardo fue la ambientación y el trabajo de darle vida al poblado en el que sucede la cinta. «Fue muy bonito hacer esta película de época, usar el vestuario, llegar a estas locaciones allá en Ojuela, que era un pueblo minero de esos tiempos que se convirtió en una especie de pueblo fantasma que ahora es un sitio turístico. Metemos un poco de realismo mágico en la película con ello. La experiencia de construir un pueblo ficticio que representara a varios más ayuda a transmitir La Esperanza a ojos de la audiencia», comentó emocionado.
Aquí, de nueva cuenta resaltó la importancia del contexto histórico en el que se desarrolla esta ficción. «Tuve que entender lo que sucedía en esa década. Muchos de los hijos de la Revolución no tenían padre, madre o eran huérfanos. Había un rezago importante en el país debido a las consecuencias de esa batalla y el periodo de entre guerra que se vivía globalmente. Las personas de estos pueblos eran muy tradicionalistas, muy atados a valores y principios establecidos por la religión católica en una situación de ponerse a chambear o morir de hambre. La expectativa de vida era baja y los trabajos no eran fáciles. Tratamos de construir una generalidad alrededor del personaje, sus inquietudes y lo que lo hacía actuar de cierta forma o no. Hubiera sido lindo encontrar a un maquinista y basarme en él para ello pero estaba complicado. Además, funciona bien para la ficción del pueblo de La Esperanza», agregó el joven actor.
Finalizando la entrevista, Gerardo Oñate reflexiona acerca de los temas importantes de este filme y porqué es importante ver Poderoso Victoria. «Se trata de defender las raíces, un tema que se plantea actualmente en México y lleva sucediendo desde hace mucho tiempo. Además está el hecho de unirse para cumplir una causa, que me parece un mensaje hermoso y una de las razones por las que la gente va a disfrutar la película. Creo que llega en un buen momento, tanto en el contexto como para la industria misma del cine mexicano para mostrar que hay cintas increíbles que pueden tardar en salir y no siempre van a ser lo mismo que se ve en salas. Existen historias que pueden llegar a las casas, los cines y festivales que pueden ser consumibles, disfrutables o identificables con y para la audiencia. Siento que es una película del pueblo, que bien podríamos ser nosotros, y creo que nos va a quedar el saco en el buen sentido», concluyó.