El Misterio del Soho: dos mujeres, un suspenso efectivo

0

Uno de los cineastas más propositivos de los últimos años ha sido, sin duda, el británico Edgar Wright. Desde su trabajo en algunas series de televisión, pasando por algunos videos musicales, fue a partir de la dupla que hizo con Simon Pegg y Nick Frost en el 2004 que llamó la atención por su particular estilo y la capacidad de mezclar la comedia con cualquier género, en ese caso los zombies con El Desesperar de los Muertos.

A partir de ahí, Wright nos ha entregado una serie de películas en las que poco a poco nos va mostrando una madurez como cineasta que no va peleado con su creatividad. Desde hacer una de las mejores adaptaciones de una novela gráfica como Scott Pilgrim vs. The World (2010) hasta la cátedra en edición y uso narrativo de la música en Baby Driver: El Aprendiz del Crimen (2017). Ahora, Wright decide regresar al suspenso en un thriller muy interesante que lo lleva de vuelta a las calles de Londres en El Misterio del Soho.

La historia nos presenta a Eloise (Thomasin Mckenzie), una jovencita que quiere saber más acerca de su madre y que, para ello, decide seguir sus pasos como diseñadora de modas. Este viaje la llevará a Londres, donde rentará una habitación en la que, por una misteriosa razón, durante las noches la transporta a la década de 1960, mostrándole la vida de Sandie (Anya Taylor Joy), una chica en busca del estrellato. Sin embargo, las cosas se ponen turbias para Eloise cuando descubre que a veces el pasado vuelve para morder más duro.

Definitivamente una de las principales virtudes de esta cinta cae justamente en el gran papel de las jóvenes actrices. Anya Taylor Joy demuestra de nueva cuenta ese talento para realizar personajes que pueden ser intimidantes pero frágiles a la vez. Sin embargo, es Mckenzie la que se lleva las palmas al ir mostrando el cambio en su rol de una chica bastante inocente que poco a poco va cayendo en una espiral aparente de locura. Son ellas dos quienes mantienen el suspenso del relato vivo.

En lo visual, la fotografía del coreano Chung-hoon Chung, logra captar una atmósfera interesante que explota los colores primarios neón del Soho para crear una sensación de misterio muy al estilo del cine giallo de los 70s. Este juego de luces nos recuerda a su trabajo en Hotel de Criminales (Pearce, 2018). Esto, aunado al gran trabajo de cámara de Wright que recuerda mucho a las cintas de Argento en sus secuencias violentas que potencian el misterio que rodea y une a Eloise con Sandie.

Otro punto destacado son los sellos que Wirght cada vez hace más patentes en su filmografía. Por ejemplo, la edición, en la que de nueva cuenta hace equipo con Paul Machliss, con quien marca su cuarta colaboración y cuyo dúo ha ido de menos a más. Desde su primera cinta juntos, Scott Pilgrim, en la que su labor daba la sensación de estar metidos en el cómic con  tintes de videojuego, hasta Baby Driver, donde consiguió una nominación al Óscar por el gran montaje que le daba sentido a la narrativa. Aquí, de nueva cuenta se nota esa gran labor no sólo en algunas secuencias sino en el trabajo narrativo en el que la música y lo visual van contando esta retorcida historia.

Hablando de la música, queda claro que Wright se suma a esa lista de realizadores que no solamente arman una buena banda sonora sino que la usan a su favor como un elemento narrativo interesante. Ahí tenemos, por ejemplo, el tema Downtown, de Petula Clark, Eloise de Barry Ryan, o There’s a Ghost in My House de R. Dean Taylor, entre otros grandes temas. Esto, aunado a la labor de Steven Price, otro viejo conocido del realizador inglés, con una partitura complementaria que juega con algunos elementos disonantes a lo Hitchcock o incluso al más puro estilo del giallo, hacen que la experiencia sonora sea un gran complemento.

Uno de los recursos más socorridos en esta película por Wright es, sin duda, el juego del espejo, una pieza fundamental para el desarrollo de este paralelismo entre la vida de Sandie con la de Eloise, jugando con la ilusión de ser la misma persona por un momento y por motivos desconocidos al espectador que van atrapando la atención del mismo a esta peculiar historia de fantasmas del pasado e incluso de salud mental que detona en un último acto estéticamente hermoso aunque un tanto convencional ante su giro de tuerca.

Además, esta ese factor en el que se comienza a dudar de la cordura de Eloise, que en algún momento se pone a dudar al respecto de su realidad y esa percepción retro de los años 60s, en la que la línea entre presente y pasado se vuelve más y más delgada. Sin embargo, el supuesto villano de la historia se vuelve algo muy simple en el relato y la resolución del director británico puede provocar cierta polémica debido a la naturaleza del mismo, mas allá de ese claro guiño a un empoderamiento femenino que desarrolla en el resto del filme.

Con todo y esos pequeños detalles argumentales, El Misterio del Soho es una prueba más de que Wright sigue siendo un director que poco a poco va consolidándose en el mundo del séptimo arte no sólo gracias a su evolución detrás de la cámara sino también a esa estética particular en la que no importa el género que aborde, ya sea la comedia de horror, la accion con gore, las persecuciones de auto o el suspenso con tintes clásicos, el director logra meternos de lleno ante un relato que nos muestra el lado oscuro de la fama, la moda y de la psique humana, pero sobre todo de las noches en aquel lugar llamado Soho.

Título original: Last Night in Soho
Dirección: Edgar Wright
Reparto: Thomas Mckenzie, Anya Taylor Joy, Matt Smith, Diana Rigg, Terence Stamp, Synnove Karlsen,
Distribuidora: Universal Pictures
Duración: 116 min.
Año: 2021

Calificación: 8. 5/ 10

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Translate »