Yo Fausto, de las familias rotas y las mentes enfermas
Al leer o escuchar el nombre de Fausto, es complicado no asociarlo a aquel relato alemán del escritor Goethe, obra que proponía no sólo una reflexión ética y de fe sino que resonaba con cuestiones como el conocimiento científico, la seducción, el amor, la fe e incluso el poder donde el protagonista se desviaba del camino elegido ante las tentaciones del diablo.
Sin embargo, Yo Fausto de Julio Berthely se aleja de esas convenciones para entregarnos una cinta cruda en la que tenemos que enfrentar la dura realidad de los problemas de la salud mental que parecen ser ignorados normalmente por la sociedad así como una mirada crítica y mordaz hacia el núcleo social de la familia, que aquí se ve vulnerabilizado por un patriarcado despótico que poco a poco hace mella en Fausto (Christian Vázquez).
La premisa sigue a Fausto, un joven que se muda a Barcelona después de que se ve incapaz de hacer frente al intento de suicidio de su madre (Arcelia Ramírez). Allí, conoce a Carmen (Amparo Barcia), una modelo en apuros, y se enamora de ella. Pero, de repente, las circunstancias económicas obligan a Fausto a regresar a México. Pero a su regreso deberá lidiar con algo que cambiará completamente su vida.
La figura del padre, interpretado por Carlos Aragón, se cierne casi al inicio como una especie de figura que nos recuerda a Mefistófeles, aquel con quien el Fausto del mito alemán hace un pacto que le cuesta el alma. Ahí, somos testigos de una propuesta inevitable que le hace a su hijo y que, de alguna manera, es el último catalizador de la caída en espiral de su hijo.
Esto, aunado a ese pasado doloroso con su madre, que tambien padece una enfermedad mental así como las decisiones y la frustración por no poder cumplir sus sueños, hacen que Fausto poco a poco comience a escuchar voces. El guion de Berthely y la actuación de Vázquez se conjuntan para mostrar esa caída en espiral que va desde la luz de un enamoramiento bello con Ana (Adriana Llabrés) hasta el tormento constante que desahoga con Carmen.
Otra parte interesante de este relato es su narrativa que opta por no ser completamente lineal sino hacer saltos entre momentos que causan ese sentido de desequilibrio que poco a poco Fausto desarrolla. Sin embargo, aquí tambien radica un problema ya que debido a esta edición por parte del mismo realizador le quita ritmo a la cinta que a ratos se vuelve un poco densa.
La contraparte de ello recae en las actuaciones. Amparo Barcia muestra el duro proceso que va de ese sentido de pertenecer y sentirse amada a uno de falta de pertenencia, miedo, desesperación e incluso ausencia por parte de Fausto que ella no puede comprender. Pero no cabe duda que quien se lleva las palmas es Christian Vázquez, que demuestra las tablas que tiene para hacer drama como pocas veces lo hemos visto, sacudiéndose la imagen cómica de los Mirreyes vs Godinez o Loco Fin de Semana.
Es esa deconstrucción de su personaje, para el que tuvo que estudiar y relacionarse con pacientes reales que sufren de esquizofrenia, la que mueve toda la película, volviéndola una experiencia difícil para el espectador debido a ese crudo reflejo que hace del problema y que además lo lleva no sólo a las consecuencias que tiene para él sino para los que lo rodean.
La música de Andrés Franco Medina Mora funciona como una orquestación para la tragedia que se hace acompañar justamente de piezas clásicas que sirven de complemento a este descenso a la locura del protagonista, lo cual genera una atmósfera de angustia un tanto asfixiante cuando se percibe o simplemente como un paso más hacia los hechos inevitables del problema que encara Fausto.
Al final, la ópera prima de Julio Berthely funciona como una interesante reflexión acerca de estos problemas de salud mental que a su vez detonan en otros como la relación patriarcal o la violencia de género. Este enfoque no siempre tan equilibrado y a veces duro de enfrentar es lo que puede provocar un sentido incómodo en el espectador pero que ciertamente no lo dejará indiferente ante ese clímax tan doloroso como frío que nos hace pensar en los estragos que puede causar una enfermedad mental.
Título original: Yo Fausto
Dirección: Julio Berthely
Reparto: Christian Vázquez, Arcelia Ramírez, Carlos Aragón, Amparo Barcia
Distribuidora: Tyrano Films, Cinemex
Duración: 120 min.
Año: 2019
Calificación: 6 / 10