GIFF 2025: Ana y Bruno (Reseña)
Dentro del escaso catálogo de largometrajes mexicanos animados en 3D se encuentra «Ana y Bruno» (2017). El primer largometraje animado del director Carlos Carrera (El crimen del padre Amaro, El traspatio y La mujer de Benjamín). Una historia basada en el libro «Ana» de Daniel Emil.
Ana y su madre dan a parar a un hospital psiquiátrico. La pequeña es capaz de ver a seres fantásticos que son el producto de la esquizofrenia de otros pacientes. Ella emprenderá una odisea junto con estos seres, ahora amigos suyos, para encontrar a su padre y rescatar a su madre de este lugar.

Aunque tenga dos nombres la película, por mucho sobresale Ana con respecto a Bruno. Este es un personaje de apoyo como el resto, aunque con ligera más relevancia.
La animación no es la mejor si la comparamos con otros estudios internacionales como Pixar o DreamWorks. Sin embargo, es un buen producto en relación a producciones nacionales, o incluso de Latinoamérica, dentro del campo de la animación 3D. De cierta forma su estética animada abona a la crudeza del relato.
Esto en parte a lo complicado que resulta financiar un proyecto de este tipo. Simplemente a «Ana y Bruno» le tomó al rededor de 8 años en estrenarse en cines. Lo mismo ha sucedido con proyectos similares como «Uma y Hagen» e incluso producciones que quedan ‘enlatadas’.

Lo que queda claro es que el punto fuerte de Ana y Bruno no es la animación sino su guion y los temas que aborda. Lo más interesante es como desde la perspectiva de un infante, es decir, desde el desconocimiento, se abordan temas tan complejos como las enfermedades mentales, el abandono, la soledad, la antipatía, el deterioro y la pérdida. El lado sombrío de la cinta se contrapone con la inocencia y el diseño llamativo de las visiones de los pacientes. Una cinta que muestra el punto de Guillermo del Toro con respecto a que la animación no debe verse como sinónimo de ser un género exclusivo para niños.
Es verdad que conforme avanza la trama se va deduciendo hacía donde va encaminada, pero el cómo se va a llegar a eso es lo que mantiene emocionado al espectador. Y más que nada constantemente pensante.

Dentro de todo la película también hace un llamado a sensibilizarse con personas que tengan algún padecimiento psiquiátrico, pues se les denosta sin saber la historia que hay detrás de cada individuo. En la película se muestra que puede ser detonable y que el arropamiento por parte de los cercanos, puede hacer la diferencia.
Carlos Carrera es más conocido por sus películas de drama; pero su afición por la animación es indiscutible. Uno puede darse cuenta de ello al revisar sus inicios como cineasta donde empezó con cortos animados como «El hijo pródigo» y «Mala yerba nunca muere«. Aunque sin duda su mejor trabajo sería en 1994 con «El Héroe«, un inquientante cortometraje que recibió múltiples premios. Por lo que «Ana y Bruno» es una razón más para conocer más el trabajo de este reconocido director mexicano.